DISPOSICIÓN Y MANEJO DEL AGUA. MÁS DE UN SIGLO REGULANDO SU USO PARA GARANTIZAR EL ACCESO Y PREVENIR ENFERMEDADES RELACIONADOS CON AGUAS CONTAMINADAS.
El agua es parte de los
territorios y, por lo tanto, incide en la forma de ser de las poblaciones a su
alrededor. Al ubicarse en un espacio y un tiempo, estas poblaciones encuentran
su territorio e instituyen un orden o una lógica en sus dinámicas sociales, en
su organización y en sus formas de apropiación del espacio
Si bien el agua es
un elemento esencial para la vida, e indispensable para el aseo individual y
colectivo de los grupos humanos, también es importante resaltar que su mal uso
y disposición puede generar serios inconvenientes en la salud, es decir, que,
el agua es elemento vital de primer orden cuando no es impura o sucia, y veneno
poderoso cuando contiene gérmenes infecciosos
Por ello, ha
sido necesario que por décadas organismos multinacionales, gobiernos nacionales,
departamentales y municipales, hayan tomado medidas que consideraban
convenientes para evitar la contaminación y disminución de los afluentes que
sirven para abastecer a las comunidades del preciado líquido. De igual manera
ha sido de gran importancia el manejo de las aguas residuales y represadas,
debido a los problemas de salud con que pueden estar relacionados. Frente a
este panorama, en el siguiente artículo se pretenden evidenciar algunas de las
medidas tomadas por los diferentes entes gubernamentales con respecto al manejo
adecuado del agua.
Contexto histórico-administrativo
Partiendo de un
ámbito global y nacional, es importante señalar que ya para fines del siglo XIX
y comienzos del XX, la higiene comenzaba
a ser un aparato útil en la profilaxis de las enfermedades que azotaban al planeta.
De igual manera, a partir de los análisis microscópicos realizados durante
este periodo, especialmente en Europa, comienza a ser más evidente la presencia
de microorganismos patógenos en la vida de los humanos, al punto de considerarse,
que, el origen de muchas de las enfermedades infecciosas y contagiosas estaba
vinculado con estos seres biológicos minúsculos – microbios-
A la par se
vislumbra la relación de estos microorganismos con el agua y los problemas de
salud, bien sea porque el agua que es para consumo se encuentra cargada de
grandes cantidades de estos seres vivos microscópicos, o porque la mala
disposición y manejo de esta favorece la reproducción de organismos vectores
que se encargan de trasmitirlos, como el caso de los anofeles, o zancudos, que transmiten
enfermedades como paludismo, malaria y fiebre amarilla.
El
20 de octubre de 1886, en Colombia, se crean por decreto del gobierno nacional,
la Junta Central de Higiene y las Juntas Departamentales de higiene que tenía
como funciones controlar las enfermedades epidémicas y endémicas,
responsabilizarse del saneamiento y control de los puertos, además del manejo
de aguas, alimentos, entre otros
Sin
embargo, para el siglo XIX, en Colombia, el discurso científico estaba repleto
de enunciados que revelan juegos de poder e ideologías científicas, que, como
señalaba Georges Canguilhen, no eran ajenos a las relaciones y rivalidades que
a veces cobran un carácter de nacionalismo discriminatorio
El Estado contó con estrategias que iban desde la coacción a partir de
normas higiénicas (códigos sanitarios) para evitar el contagio y la propagación
de enfermedades, así como la creación de instituciones, burocracia y órganos de
difusión, menos coactivas pero que conservaban el mismo objetivo
Para
1914, con la ley 84, se dieron mayores herramientas jurídicas a la Junta Central
de Higiene para controlar y reglamentar la higiene en el país. De esta manera
los departamentos y municipios tenían que encargarse del mantenimiento de los
entes locales, pero quedando dependientes siempre de la Junta Central de
Higiene. En otras palabras, los municipios y departamentos corrían con los
gastos relacionados a la higiene, pero sin tener control de estas instituciones
Frente
a dicha situación los gobiernos regionales, y algunos municipales, comienzan a
tener considerables avances en materia higiénica sobre todo en lo que respecta
a la creación de sistemas de acueducto, sanidad de los puertos y prevención de
enfermedades infectocontagiosas. En la segunda y tercera década del siglo XX se
fortalece el saneamiento de los puertos marítimos, además se avanza en el
servicio de agua potable, el alcantarillado, la pavimentación de las ciudades y
el saneamiento de las habitaciones. Se buscaba unir esfuerzos entre nación,
departamentos y municipios a través de la construcción de unidades sanitarias,
pero las Asambleas y Consejos Municipales no asignaban suficiente presupuesto
para sobrellevar las necesidades de la higiene
En
el departamento de Antioquia, su Junta
Departamental de Higiene no fue ajena a los objetivos en salubridad e higiene
que tenía el país, a pesar de las diferencias en cuanto a la autonomía de los
departamentos y municipios para decidir sobre el presupuesto y las acciones a
ejecutar entorno a este servicio. Es importante señalar que, por un
lado, la higiene era tomada en el departamento, y en Medellín especialmente,
como un instrumento esencial con fines preventivos, y por otro, era vista como
una práctica que instrumentalizaba el saber médico y pedagógico de la época en
nombre de una mejor población y civilización
Entre 1914 y
1917 el departamento de Antioquia, siguiendo la normatividad establecida por el
gobierno nacional que comenzaba a ser más rigurosa en su aplicación, expidió resoluciones
y ejecutó ciertas medidas con el objetivo de mejorar las condiciones higiénicas
existentes en algunos de los establecimientos municipales. Se reconoce, gracias
a las actas levantadas por los directores de la Junta de Higiene departamental,
que había serios problemas relacionados con la contaminación y manejo de aguas
residuales, al igual que notables inconvenientes en el abastecimiento de agua
potable.
En el
departamento ya había municipios con gran número de habitantes como es el caso
de Andes con más de 30000 personas o Medellín con más de 120000 para la década
de 1930, esto hacía urgente la toma de medidas preventivas para garantizar la
salud y evitar la propagación de enfermedades y la consolidación de epidemias.
En otras ciudades como Cartagena, la población también aumentó de cerca de 9681 personas en 1905 a 84937 durante la misma década
Ante esta situación, recurrente en diferentes lugares del país, se tomaron acciones relacionadas con el manejo del agua, en especial en lo relacionado al abastecimiento y al manejo de aguas lluvia y aguas residuales, sobre todo por su estrecha relación con algunos problemas de salud. Como lo evidencian las resoluciones dictadas por la Junta Departamental de Higiene de Antioquia, registradas en el tomo 9475, se buscaba prevenir enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, el paludismo y la fiebre tifoidea, relacionados estrechamente con aguas contaminadas y represadas.
Para ello, se
emplearon estrategias como la erradicación de cultivos en antejardines y
solares, puesto que favorecían la formación de lagunas y charcos de agua que
daban paso a la aparición y reproducción de insectos como zancudos
que transmitían los microbios de algunas enfermedades como lo sugería el Dr.
Pablo García Medina en 1907
No se permitía
la ubicación de excusados en las márgenes de las quebradas y riachuelos de la
ciudad, y en todos los demás puntos en donde por sus emanaciones perjudiquen a
los transeúntes y vecinos. Esto se dio porque el servicio de
alcantarillado daba salida libre a las aguas sucias a cualquier punto de las
cercanías de la ciudad, lo que ayudaba a que se formaran criaderos de gérmenes
nocivos, que levantados en el aire y llevados por los vientos al centro de la
población terminaban siendo una de las causas de las epidemias que asolaban a
las personas. Así mismo, producían un daño a los campos que regaban con agua
sucia, infestando las dehesas por donde pasaba, y ocasionando problemas al
ganado que la bebía, lo que podía ocasionar la transmisión de múltiples
enfermedades a las personas que consumieran este ganado
Se prohibió que
sobre la vía pública se arrojasen excrementos, orinas, aguas sucias y en
general toda clase de sustancias de origen animal o vegetal que, al podrirse,
sean perjudiciales a la salubridad pública. Así mismo se veía la necesidad de
pavimentar ciertas zonas y mejorar el manejo de las basuras. Puesto
que, como narraba Vigarello, las emanaciones hediondas de las putrideces, las
basuras, la carne muerta y los objetos putrefactos podían causar la muerte
Otra de las medidas propuestas para conservar las fuentes hídricas y garantizar el acceso a agua potable en las poblaciones aparece en el folio 15 del tomo 9475 del fondo del Archivo Histórico de Antioquia. Allí se solicita a los municipios que adquirieran zonas de tierra que tenga por lo menos cincuenta metros de ancho, a cada lado del manantial, arroyo o riachuelo de cuyas aguas se sirva la población; y de largo, desde el sitio en donde se hace la toma del agua, hasta sus nacimientos.
Esta estrategia no fue exclusiva del
departamento de Antioquia y ciudades como Medellín, también se dio en otras
ciudades como Bogotá. En la capital del país, por ejemplo, se da la compra del
denominado predio San Cristóbal, el cual estaba compuesto de cuatro manantiales
que podían abastecer de agua a gran parte de la población. Sin embargo, es
importante señalar que esta medida por sí sola no evitaba problemas de salud o
aseguraba el abastecimiento de aguas, pues, para que el agua
satisfaga cumplidamente las ineludibles necesidades humanas, no basta que la
cantidad sea suficiente, sino que es preciso que reúna determinadas cualidades,
entre las cuales la más importante y aun esencial es que tenga cierto grado de
pureza
Aparte
de las medidas ya mencionadas, en el mismo tomo 9475 aparece una resolución
vinculada con la capa vegetal de los suelos. Reconociendo la relación de los
suelos con la producción y composición del agua, se prohibió la quema de
barbechos o malezas en ciertas zonas. Además, se propuso que, en las partes sin
monte o rastrojo, se sembraran árboles y arbustos apropiados al clima,
prefiriendo los que, como el chusque, el carrizo, la gamboa, la guadua, la
zarza y en general las plantas que forman matorrales tupidos, debido a que sus
raíces cambian la estructura del suelo, permitiendo que estos absorban más
agua, eviten encharcamientos y dejen evaporar poca agua.
Conclusiones
Fueron múltiples las medidas tomadas
para proteger el agua y asegurar el abastecimiento de esta a los principales
centros poblados del país para finales del siglo XIX y principios del XX. Sin
embargo, los problemas administrativos y la diferencia de intereses de cada uno
de los entes territoriales dificultaron el cumplimiento de muchos de los
objetivos establecidos dentro del marco de la Junta de Higiene Central. Quizá,
esas mismas diferencias administrativas y problemas de articulación siguen
causando que departamentos algunos aun no tengan de un sistema de acueducto y alcantarillado
adecuado. Y que tampoco se protejan ciertas zonas forestales como medida
preventiva para evitar el deterioro del recurso hídrico.
El aumento en la importancia de la
higiene en Colombia estuvo relacionado con los notables avances en la
microscopía a nivel mundial, y la inclusión del medio ambiente como factor
determinante en el estado de salud de los humanos. Así mismo, el discurso y la
práctica científica tuvieron gran injerencia en la medicalización e
higienización en el país, pues su postura frente a conceptos como raza,
progreso y desarrollo, más sus intereses políticos y de poder, delinearon el
camino a seguir con respecto a la institucionalización de la higiene en el
país.
Fue a partir de este avance conjunto
de la higiene en todo el mundo, que se logró entender lo propensa que está el
agua de romper el equilibrio que mantiene con respectos a los minerales y
microorganismos que viajan por ella, pasando fácilmente de elemento vital a
elemento letal para la vida. Por eso ha sido necesario, desde aquella época
hasta el día de hoy, que los diferentes entes gubernamentales tomen medidas que
impidan la
disminución y contaminación de las aguas potables destinadas a abastecer las
poblaciones, debido a su estrecha relación con ciertos problemas de salud.
Además, cabe destacar que las medidas de orden pedagógico también han jugado un
papel de gran importancia para procurar evitar la contaminación y disminución
de las aguas potables, así como para promover ciertas prácticas por parte de
las personas a fin de contribuir a mejorar la higiene y la salubridad de los territorios.
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