CONSUMO DE CANNABIS Y SU EFECTO EN LA ALIMENTACIÓN
En
el mundo, el consumo de marihuana ha ido en aumento como lo muestra la Oficina
de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, en su Informe Mundial sobre
las Drogas (2022). Según dicho informe el cannabis es la droga más se consumida
en el mundo, calculándose un número de 209 millones de personas que consumieron
en 2020, es decir, el 4 % de la población mundial. Además, el número de
personas que la consumen ha aumentado en un 23 % en el último decenio,
destacándose la prevalencia anual del consumo de cannabis en los jóvenes de 15
y 16 años sobre la población de 15 a 64 años. De igual manera se ha dado un
aumento en el cultivo de esta planta y en las incautaciones.
En
América la tendencia en cuanto aumento del consumo y la demanda es similar, en
parte, debido a la legalización de esta en algunos lugares de América del
Norte, generando la expansión del mercado del cannabis y la proliferación de
productos cannábicos. Según el Observatorio de Drogas de Colombia (2016), en
países como Colombia, y de la región, el inicio del consumo también es a
temprana edad, oscilando alrededor de los 14 años, presentándose un crecimiento
especial entre la población joven y adolescente. El aumento en la demanda y
oferta de cannabis tiene notables implicaciones sociales. No obstante, estas no
son las únicas, dado que también debe reconocerse el impacto individual, medio
ambiental, político, económico y cultural que conllevan.
En
cuanto a lo alimentario y nutricional del individuo, el consumo de cannabis se relaciona
con una alto consumo de alimentos que podrían vincularse a problemas de salud
como la obesidad, enfermedades cardiacas y diabetes. Además, de otros problemas
nutricionales relacionados con las dificultades en metabolizar ciertos
micronutrientes, se pueden presentar impactos en el desarrollo de las personas
como retrasos en crecimiento y desarrollo debido a temas hormonales y
alteraciones en la salud vinculadas con afecciones como el síndrome de hiperémesis
cannabinoide. Sin embargo, es necesario continuar con investigaciones que
arrojen datos más fidedignos dado que en algunos casos no se marca una
tendencia clara que vincule directamente el consumo de cannabis con problemas
de nutricionales.
Consumo
de cannabis y alimentación
Normalmente
se asocia el consumo de drogas con la pérdida de peso y problemas de nutrición,
aunque, la información respecto al tema no da un soporte fidedigno a esta asociación,
pues como ya es sabido por muchos, cada droga actúa de forma muy particular en
cada organismo. En el caso de la marihuana, específicamente, tiende a
establecerse que, como todas las drogas causa perdida de peso, pero esto no
ocurre necesariamente sobre todo si se tiene en cuenta que la marihuana produce
un aumento del apetito y por consiguiente una mayor ingesta de alimentos. Por
ello, se ha utilizado tradicionalmente como estimulante del apetito y fármaco
antiemético para las náuseas y vómitos relacionados con la quimioterapia (Allen,
de Moore, Heddle, y Twartz, 2004).
El
aumento en el consumo de alimentos se da debido a la estimulación que produce
el THC y el CBD, principales compuestos del cannabis, en los receptores
cannabinoides localizados en algunos órganos vitales como cerebro, pulmones,
hígado, páncreas, tracto gastrointestinal y músculos. Dicha estimulación provoca
que aumenten los niveles de THC en sangre y disminuyan los de leptina y colecistoquinina,
ambas hormonas que se encargan de producir un estímulo de saciedad que inhibe
la ingesta de alimentos (Morales y Poveda, 2017). Además, la activación de los
receptores CB1, por el consumo de cannabinoides, aumenta los niveles plasmáticos
de ghrelina, la cual es una hormona que estimula ciertas neuronas hipotalámicas
y provoca un aumento del apetito. Sumado a esto, se intensifican las características
sensoriales de la comida, incrementando la percepción de olores (Soria et al., 2014)
y se estimula el consumo de alimentos con sabores agradables.
Esta
sensación de hambre lleva a una mayor ingesta de alimentos, los cuales suelen
estar compuestos por una alta cantidad de calorías, provenientes en gran medida
de grasas y carbohidratos. Además, se aprecia un alto consumo de proteínas, y
en cuanto a los micronutrientes se observa que hay bajo consumo de vitamina D,
E y ácido fólico; mientras que hay una ingesta superior a la necesaria de
vitamina A, C, K, tiamina, riboflavina, B6, niacina y B12. En cuanto a los
minerales también se aprecia alto consumo de algunos y deficiencias de otros,
por ejemplo, calcio, hierro y zinc suelen ser consumidos en mayores cantidades
que otros como magnesio y yodo (De Luis et al., 2010).
Frente
a este aumento en la ingesta de alimentos, y a esta dieta hipercalórica en los
consumidores de cannabis, lo que se esperaría es que tuviera algún problema de
sobrepeso, y enfermedades vinculadas a este, no obstante, no suelen presentarse
muchos casos de sobrepeso u obesidad entre fumadores de marihuana
Una
de las posibles explicaciones a esta falta de relación ingesta-índice de masa corporal
es un aumento del metabolismo basal en los consumidores de marihuana, al
interaccionar el sistema endocannabinoide con el sistema adrenérgico, o al
presentar un efecto directo la marihuana sobre dicho metabolismo (De Luis et
al., 2010, pág. 691)
A
pesar de una dieta alta en carbohidratos, no es posible establecer vínculos
claros entre un mayor consumo de alimentos como resultado de la estimulación
del sistema cannabinoide y el desarrollo de problemas de diabetes. Inclusive,
partiendo de otras investigaciones, parecería que fumar marihuana resulta
neutral o beneficioso en el caso de la diabetes (Fundación CANNA, s.f.).
También
es importante mostrar que el consumo de cannabis, y la activación del sistema
cannabinoide, puede desencadenar problemas de salud, a largo plazo. Una de las
dificultades causado por la activación de los CB1, es que a nivel hepático se
promueve la lipogénesis, que consiste en el proceso metabólico por el cual se
absorben los ácidos grasos. Dicho proceso favorece la producción de enzimas
lipogénicas y lipoproteínas VLDL y LDL, y disminución en la producción de HDL,
lo que finalmente se traduce en un aumento de niveles séricos de colesterol y
triglicéridos. También se inhibe la producción de adiponectina, hormona
encargada de regular el metabolismo de ácidos grasos y glucosa, lo que favorece
la generación de grasa a nivel del hígado y su acumulación en el tejido
adiposo. (Morales y Poveda, 2017). Se da prevalencia al transporte de THC por
la sangre, evitando que muchos nutrientes se procesen con la misma intensidad.
Uno de los problemas que puede relacionarse a este caso es la deficiencia en
vitamina A, que a la larga es probable que desencadene problemas de vista.
De
otra parte, el estado nutricional se puede ver afectada por el síndrome de
hiperémesis cannabinoide, que es una forma de trastorno funcional del eje
intestino-cerebro caracterizado por episodios de náuseas y vómitos que empeoran
con la ingesta de cannabis. Esta sintomatología en los consumidores frecuentes de
cannabis puede acarrear la perdida considerable de fluidos, y por ende de peso si
no se diagnostica rápidamente (Allen, de Moore, Heddle, y Twartz, 2004).
En
el caso de los consumidores de cannabis su estado nutricional se puede ver
alterado por los aspectos ya mencionados, aunque, también existen factores
sociales que inciden en su alimentación, y que suelen ser los mismos que
afectan a la población en general. Es decir, que su alimentación y nutrición
está influenciada por condicionantes socioeconómicos (poder adquisitivo,
accesibilidad a los productos, el propio sistema productivo, etc.), condicionantes
socioafectivos (la convivencia familiar, las amistades, los/as compañeros/as y
las redes sociales), condicionantes sociolaborales (horarios de trabajo,
comidas de negocios, congresos y reuniones, etc.), condicionantes psicosociales
(necesidades de seguridad, equilibrio y bienestar, necesidades de hospitalidad
y de estima social, etc.), y condicionantes publicitarios que usan formas,
colores, olores y sabores para configurar diferentes hábitos alimentarios y de consumo.
(Jiménez Benítez, Rodríguez Martín, & Jiménez Rodríguez, 2010)
La
cercanía con la familia también es importante dentro de la alimentación del
consumidor de cannabis, dado que el distanciamiento o ausencia de esta puede
favorecer el desarrollo de patrones de alimentación no saludables, además de
incidir en la ingesta de alimentos adecuados y en cantidades suficientes para
la suplir las demandas energéticas que implica el consumo de cannabis. También
debe tenerse en cuenta la gran influencia que tiene el medio externo y las
personas más cercanas, diferentes a la familia, sobre los gustos y rechazos por
alimentos y hábitos de vida, priorizando actividades e ideales corporales, que
en muchas ocasiones causa problemas nutricionales que poco o nada se relacionan
con el consumo de drogas, sino que están estrechamente vinculados con la aceptación
en ciertos grupos.
En
conclusión, cabe señalar que es difícil establecer una relación significativa
entre el consumo de cannabis, la dieta, el estado nutricional y el peso de la
persona consumidora, lo que conlleva a que se establezcan relaciones equivocas
que no permiten dar un entendimiento holístico al tema del consumo de
marihuana. Si bien el uso del cannabis tiene claras implicaciones en la salud
del individuo ya que incide en lo psicológico, lo cardiorrespiratorio, lo hormonal
y gastrointestinal, llegando a afectar su relación con la sociedad bien sea en
el plano familiar, escolar o comunitario, también existe casos donde su uso
puede representar mejorías en el estado de salud de los individuo, al tiempo
que mejora la vida de sus cuidadores. Por ello, es necesario que se continue
trabajando, sin ningún tipo de tabú y teniendo en cuenta el aumento en la
oferta y demanda de cannabis, sobre los usos dados por las personas, esto a fin
de reconocer con mayor amplitud el impacto, positivo o negativo, que puede
acarrear.
Bibliografía
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Twartz, J. (2004). Cannabinoid hyperemesis: cyclical hyperemesis in association
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y Jiménez Rodríguez, R. (2010). Análisis de determinantes sociales de la
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Realizado por Juan David Henao Agudelo