TRANSFORMACIONES DE LA CALLE AYACUCHO.
Nota: obtenido de https://www.elcolombiano.com/antioquia/ayacucho-la-espina-dorsal-del-barrio-buenos-aires-JY7991694
Por
años, en el departamento de Antioquia, ha existido una estrecha relación entre
los caminos, medios de transporte y el poblamiento de un lugar determinado,
dado que en la medida que se fundan nuevas localidades surge la urgencia de
comunicarse entre ellas, pues las necesidades de abastecimiento y de relaciones
económicas de la población así lo demandan
La
calle Ayacucho
La
calle Ayacucho se convirtió en la columna vertebral sobre la que se estructuró
la vida de los habitantes de barrios emergentes como Buenos Aires, Alejandro
Echavarría, La Milagrosa, Loreto, El Vergel, Barrios de Jesús, entre otros. Según
Álvarez et. al (2014) se reconoce a Ayacucho como una de las calles que atravesaban
a Medellín de oriente a occidente durante 1870, y que dio paso la urbanización
de la ladera oriental de la ciudad.
Cabe
resaltar que el uso dado a la calle Ayacucho ha variado históricamente, al
igual que los medios de transporte que por allí han transitado. Inicialmente la
calle era “Un sector con casas amplias, de clase media y media alta que empezó
a construirse a finales del siglo XIX. Muy habitacional hasta la llegada del
primer tranvía, entre 1921 y 1951
Foto 1.
Calle Ayacucho 1900
Nota: imagen obtenida de https://www.centrodemedellin.co/ArticulosView.aspx?id=157&type=A&idArt=158
Posteriormente
con la llegada del tranvía entre los años 1921 y 1951, la ocupación y uso del
lugar comienza a cambiar como resultado de la aceleración del crecimiento
urbano y del cambio en la dimensión espacio temporal, que ya venía dándose
desde los años setenta del siglo XIX.
En 1921, cuando empezó a funcionar el tranvía eléctrico, el
crecimiento se incrementó; para 1922 el tranvía, con doce coches a disposición
del público, movilizaba a más de nueve mil personas cada día. “… El tranvía
aceleró la urbanización de las laderas, en especial Buenos Aires, Sucre, Villa
Hermosa y Manrique, así como zonas más planas y remotas como Aranjuez y
eventualmente Berlín, con lo que la ciudad adquirió el perfil alargado en
dirección sur a norte que todavía hoy conserva…”, escribiría Jorge Orlando Melo
en Espacio e Historia en Medellín en el año 1997.
Foto 2. Paseo Buenos Aires 1921.
Nota: obtenida de https://www.centrodemedellin.co/ArticulosView.aspx?id=157&type=A&idArt=158
El espacio deja de ser meramente residencial, las casas de
arquitectura republicana pensadas para familias pasan a
convertirse en espacios públicos y comerciales como graneros, cafés y bares con
sus aires de tangos y boleros. Empezó a llenarse de comercio a medida que iba
creciendo la ciudad, en Ayacucho empezaron a surgir los bares y restaurantes
cerca de la placita de Flórez, había teatros, estaba el teatro Colombia que ya
desapareció, así como la actual iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón
ubicada en el barrio Buenos Aires.
Con
la salida de funcionamiento del tranvía, y la llegada de automóviles y buses,
la calle vuelve a sufrir otra transformación que no depende meramente de la
aparición de los vehículos, sino que son resultado de ritmos impuestos desde lo
cultural, económico y tecnocientífico que obligan a abandonar el tranvía como
medio de transporte por automotores que funcionan con combustibles fósiles. La
calle Ayacucho continúa siendo un corredor importante de tránsito hacia la
ladera centro oriental de Medellín, pero esta vez no es transitada por caballos
o por tranvías, sino que es recorrida e inundada por un número considerable de automotores
que buscan movilizar la cada vez más numerosa población de esta zona de la
ciudad.
Foto 3. Calle
Ayacucho 1964
Nota: obtenido de https://www.centrodemedellin.co/ArticulosView.aspx?id=336&type=A&idArt=345
La calle Ayacucho se convirtió en un espacio caótico lleno del ruido de los autobuses, y vehículos particulares, de su humo oscuro y asfixiante que ensucia y ennegrece la fachada de todas las construcciones que hay en la calle. También se volvió el punto de promoción y venta de cantidad de productos llevados en carretillas que se disputaban el espacio con los autobuses, los transeúntes y otros vendedores ambulantes.
Foto 4.
Calle Ayacucho 1995 y finales de la primera década del 2000
El
Tranvía en la calle Ayacucho
En
las últimas décadas Medellín se ha ido transformando a un ritmo acelerado,
convirtiéndose en una ciudad con perspectivas de progreso e innovación. Uno de
los elementos que más ha variado son los medios de transporte, los cuales han
permitido que Medellín se le considere como una ciudad a seguir, dentro del
país, en lo que a esto respecta. El Metro de Medellín, o la Empresa de
Transporte Masivo del Valle de Aburrá Limitada como fue llamada en su creación
a finales de la década de los 70, ha sido en una de las empresas que ha
contribuido a cambiar la movilidad del municipio, siendo fiel a su objetivo de generar,
desarrollar y buscar ofrecer calidad de vida a los habitantes del Valle de
Aburrá (Metro de Medellín LTDA., 2013)
Las
obras de movilidad realizadas por el Metro de Medellín han influido en cierta
medida en la forma en que se pobla la ciudad, y el Área Metropolitana, así como
los usos que se le dan a algunos espacios. Estos espacios se refieren no solo a
la materialidad (casas, calles, edificios, locales, el paisaje), sino que abarca
un imaginario social que resulta del entretejido de diversas imágenes,
significados y valores, que orientan a las personas en su vida práctica y que
influyen en las formas de ocupación y apropiación del espacio urbano (Lindón y
Hiernaux, 2012).
El
tranvía de Ayacucho, una de las tantas obras del Metro de Medellín, claramente
impactó y transformó un tramo de la calle Ayacucho. Hace cerca de una década,
la calle Ayacucho sufrió una nueva metamorfosis que casualmente volvió a estar
relacionada con el transporte por la vía. A esta calle regresó el tranvía
buscando mejorar la calidad de vida de quienes allí habitan y buscar el
desarrollo del sector en general, algo muy de acorde con los objetivos del
Metro de Medellín y al ideal de ciudad que se quiere y que “no puede separarse
del tipo de personas que queremos ser, el tipo de relaciones sociales que
pretendemos, las relaciones con la naturaleza que apreciamos, el estilo de vida
que deseamos y los valores estéticos que respetamos”
Si
bien la construcción de esta obra tomó cerca de 3 años e implicó que locales
comerciales y viviendas fueran vendidas a bajos precios, ya fuese porque el
Metro las necesitaba para poder ejecutar su obra o bien fuese porque las obras
disminuían el transito de personas por la zona y hacia imposible sostener un
local comercial, actualmente Ayacucho es un sector con una nueva imagen que
resulta más atractiva para el comercio y el turismo.
Durante el tiempo que duró la construcción del tranvía podría decirse que hubo una reconstrucción del entorno. Algunos negocios comenzaron a cerrar, mientras que otros cambiaban sus fachadas para hacerlas más atractivas a las personas que utilizarían el tranvía, al igual lo hacían las pocas casas residenciales que allí quedan. A la par de todas estas reformas comenzaban a aparecer grandes edificaciones, algunas utilizadas como lugares de estudio, otros empleados para la residencia y otros destinados exclusivamente al comercio como los centros comerciales.
Las
personas que transitan por el lugar, que viven o vivieron en sus inmediaciones,
señalan que el lugar ha cambiado mucho, beneficiando a algunos y no tanto a
otros. “Ahora todo se mantiene muy limpio, muy frecuentado por mucha gente y
muy bonito”
Respecto
al actual tranvía se reconoce su aporte en cuanto a agilizar la movilidad,
siendo más rápido que los autobuses, y permitiendo la conexión al sistema
integrado del Metro. Además, ha favorecido al comercio pues llega gente de
muchos lados que antes no iban al no haber un transporte tan bueno. Sin
embargo, nos recalca que no todos resultaron beneficiados de estas obras, o no
en la misma medida que otras partes, pues muchos tuvieron que vender sus casas para
dar paso a las obras del tranvía, otros se fueron ante las incomodidades
causadas por las obras y otros debieron permanecer y ajustarse a lo que pasaba,
generando cambios en su vida cotidiana y en las valoraciones que tienen de los
espacios que habitan.
Algunos
actores como los vendedores ambulantes señalaron que las ventas no mejoraron
como se esperaba, que al contrario por haberse prohibido el transito de
vehículos, motos y autobuses el flujo de personas y posibles compradores se
redujo. Esto implicó que el comercio ambulante se reubicara en lugares
estratégicos donde camina más gente y no en los trayectos entre estación y
estación del tranvía, dado que los usuarios del tranvía no tienen la
posibilidad de interactuar con los vendedores como si se podía hacer antes al
ir en un bus o en un vehículo. En otros casos hubo comerciantes desplazados
para facilitar la construcción del tranvía con la promesa de la reubicación,
sin embargo, solo una mínima parte fue reubicada poniendo en riesgo la
sostenibilidad financiera de estos venteros y sus familias, además de transformar
su espacio de trabajo.
Las
rutas de transporte público también se vieron afectadas dado que muchas tuvieron
que desaparecer, junto a los empleos que generaban (conductores, planilladores,
lavadores de carros, entre otros). Calles que previamente eran residenciales
tuvieron que cargar con todo el tráfico de automóviles que antes pasaba por la
calle Ayacucho, generando cambios en su cotidianidad y nuevas valoraciones del
espacio, los cuales rompían la imagen de sitios tranquilos en donde los niños
podían jugar sin tanto riesgo.
Claro
está que la movilidad y la infraestructura son obras de renovación urbana necesarias,
pero hasta que punto dejan de serlo y se convierten en un problema de
gentrificación. En el caso de Ayacucho la frontera que les divide resulta ser
muy fina dado que hay ciertas similitudes con otros procesos de gentrificación en
donde se aprecia la estigmatización de ciertos lugares por temas de
inseguridad, la especulación del valor de la propiedad con las obras a
realizarse, el encarecimiento de las viviendas y lugares comerciales, la salida
de muchos habitantes y la aparición de nuevos proyectos de vivienda
No
se puede pasar por alto que hubo un encarecimiento de la zona y que ello determinó
de alguna forma quienes podían permanecer en la misma. El Tranvía de Ayacucho
sin duda fue una obra pensada desde varios aspectos como la movilidad, el
comercio y el disfrute de las personas, pero no de todas las personas, es
decir, que si bien estas obras fueron pensadas para beneficiar a la población
era inevitable que no se perjudicara un sector. En conclusión, siguiendo la
tendencia que se marcaba desde la década de los 20 con la puesta en
funcionamiento del primer tranvía por la calle Ayacucho, se reconoce que el
actual tranvía transformó las prácticas sociales no solo en la calle Ayacucho
sino en toda la zona que se encuentra en inmediaciones. Finalmente, termino por
generar nuevos usos y concepciones del espacio.
Álvarez Lara, S. (2015). Vivir en el Poblado.
Obtenido de Vivir en el Poblado:
https://www.vivirenelpoblado.com/ayacucho-entre-tranvias/
Harvey, D. (2013). Ciudades
rebeldes. Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Madrid: Akal.
Lindón, A y
Hiernaux, D. (2012). Geografías de lo imaginario.
Metro de Medellin LTDA. (2013). Metro
de Medellin. Obtenido de Metro de Medellin:
https://www.metrodemedellin.gov.co/qui%C3%A9nessomos/historia
Zambrano Benavides, D. (2018). El
Colombiano. Obtenido de El Colombiano:
https://www.elcolombiano.com/antioquia/ayacucho-la-espina-dorsal-del-barrio-buenos-aires-JY7991694
Zambrano Benavides, D. (2019). El
Colombiano. Obtenido de El Colombiano:
https://www.elcolombiano.com/antioquia/gentrificacion-en-medellin-cuando-la-renovacion-expulsa-a-las-familias-AH11616745