El deporte, más que una actividad física

 

EL DEPORTE, MÁS QUE UNA ACTIVIDAD FÍSICA

Fotografía de www.rtl.fr

El deporte puede vincularse con el juego, el cual se rastrea hasta lo más primitivo y arcaico de la especie humana reconociéndose por ser un espacio de creatividad, de lo no-mercantilizable y de lo aleatorio. Si bien ambos se relacionan, el deporte se convierte en una actividad física con reglas establecidas en donde es manifiesta la competitividad, además, con la modernidad y el capitalismo industrial inglés a mediados del siglo XIX se construyeron codificaciones sobre lo lúdico, distanciando ambas esferas hasta tornarlas autónomas (Alabarces, 2009).

Una definición amplia para deporte podría ser que

Es un fenómeno sociocultural, relacionado con el comportamiento (manifestación) de la corporalidad lúdico-expresiva del individuo como unidad biopsicosocial que integra elementos simbólicos, rituales y marcos de acción con diferentes motivos, intereses y necesidades, escenificando acciones agonísticas, antagonistas, juegos de diversión, aprendizaje, ejercitación, entrenamiento, demostración, exhibición consigo mismo, con otros, con la naturaleza, con o sin implementos, en espacios y tiempos definidos (Vargas, 2012).

La práctica del deporte comienza a promoverse en las escuelas públicas inglesas, transformándose rápidamente en un pasatiempo con utilidad como instrumento de disciplinamiento del cuerpo y preparación para la guerra de las élites, guiado por características como secularismo (en oposición a juegos antiguos con los rituales religiosos), igualdad, burocratización, especialización, racionalización, cuantificación y obsesión con los récords. Durante el siglo XX se da la expansión del deporte hacia las clases populares, generándose el “imaginario democrático deportivo” que resulta ser la idea de que sólo el mérito garantiza el éxito, gracias a un espacio democrático de ascenso social imposible de hallar en el mundo socio-político del capitalismo (Alabarces, 2009, pág. 4).

Actualmente, el deporte se ha extendido a gran numero de personas sin desconocer una mayor participación en las ciudades. Su practica está mediada por actitudes y comportamientos deportivos que cambian de un modo lento, puesto que “constituyen rasgos culturales que se han forjado a través de procesos de socialización largos y tienden a reproducirse en el tiempo, considerándose además que esas actitudes y comportamientos son en general exógenas al funcionamiento del propio sistema deportivo”(Llopis, 2017). Este se conecta con los ideales de desarrollo y bienestar de individuos y sociedades, de ahí su relación con la gestión y administración pública, en particular con la política social, la planeación urbana, la seguridad y el medio ambiente (Vargas, 2012).

Al tener en cuenta lo anterior, se reconoce que el deporte es más que una simple actividad física o juego, por ello al apreciarse su conexión con elementos políticos, económicos y socioculturales, múltiples disciplinas científicas han encontrado en este un notable espacio de investigación, el cual debe ser abordado reconociendo su complejidad y las transformaciones y los nuevos sentidos a los que está sujeto

El estudio del deporte 

Desde hace décadas el deporte se ha convertido en tema de investigación para múltiples disciplinas, las cuales han examinado e investigado a este bajo sus bases teóricas y metodológicas. La diversidad de enfoques para analizar el deporte se vincula a las concepciones que tiene cada disciplina del conocimiento, por ello, algunos enfoques consideran al deporte como una “actividad física” con acento funcional de carácter orgánico, relacionada con el gasto calórico, mientras que otros buscan teorías sólidas en torno a una disciplina científica que integre el campo del conocimiento, la cultura física y la educación física con otras disciplinas de las ciencias de la educación, además, que reivindique la singularidad del objeto de estudio y la necesidad de desarrollar métodos para la investigación de las conductas de personas, grupos, organizaciones e instituciones que promueven, practican y desarrollan el deporte (Vargas, 2012).

A pesar de la variedad de enfoques se reconoce que la investigación del deporte está constituida por 2 grandes módulos: el de las ciencias sociales y el deporte y el de las ciencias naturales y el deporte. La cooperación e interacción entre ambos, ha permitido generar conocimientos, mejorar prácticas, desarrollar tecnologías y encontrar soluciones o formas de atención a problemas físicos, sicológicos y sociales (Vargas, 2012). Frente a esto, las Ciencias Sociales están siendo cada vez más utilizadas dentro del deporte, esto con el fin de obtener la información necesaria para aumentar la participación de personas en actividades físico-deportivas, así como entender los elementos políticos, económicos y socioculturales de este. No obstante, es apreciable que estas no encuentran en la actividad físico-deportiva un campo de estudio definido, dificultando “la creación de subdisciplinas en torno a la práctica físico-deportiva dentro de las ciencias sociales”(Medina & González, 2017).

La interdisciplinariedad en el deporte

Es importante tener en cuenta que son múltiples las variables que inciden en las practicas deportivas, trascendiendo de elementos anatómicos y fisiológicos a hechos políticos, económicos y socioculturales. Los aspectos biológicos, vinculados a las Ciencias Naturales, han sido de los más analizados, al punto que se ha llegado a concluir que “los mejores resultados deportivos, corresponden a aquellos sujetos con unas condiciones anatómicas más favorecedoras para la práctica del deporte en cuestión” (Esparza, 1993 citado por Pradas et al., 2007).

Con base en esta afirmación se han creado ideales corporales, en los que un cuerpo con determinadas características se convierte en condición necesaria para la practica de un deporte. Un claro ejemplo de la conexión entre lo biológico y lo social en el deporte es la idealización del cuerpo. El caso del boxeo muestra que no existen necesariamente ventajas de orden biológico como un cráneo más robusto que permita aguantar más golpes o nudillos más gruesos para golpear más fuerte, sino que es resultado del ejercicio, la práctica y la alimentación adecuada del deportista (Medina & González, 2017). Igual ha pasado con el fútbol en donde se ha idealizado el cuerpo del deportista, el cual debe responder a estándares de altura y peso que son priorizados en detrimento de algunas habilidades del practicante.

Tal situación no resulta ser una consideración anatómica simplemente, ni mucho menos, sino que es producto de la interacción entre fenómenos biológicos y sociales que vinculan valores e ideales de competencia y alto rendimiento, convirtiendo la actividad física-deportiva en una competencia y no en un simple habito saludable,

cada vez adquiere mayor importancia el cuerpo rendidor, al entender la práctica de actividad física como un elemento más para aumentar la capacidad de competencia personal y simbólica en la “sociedad del rendimiento”. Se trata de actividades que, en sus acciones comerciales y promocionales, utilizan la imagen épica de un cuerpo rendidor, y que suelen destacar el hecho de que la superación con éxito de la prueba capacita a sus practicantes para obtener un mayor rendimiento en todos los ámbitos de la vida (profesional, personal, etc.) y les sitúa por encima del resto de deportistas y ciudadanos (Medina & González, 2017, pág. 227).

Un cuerpo atlético, rendidor y ajustado a los ideales de corporalidad de cada deporte ofrece ventajas de resistencia en la práctica de este, pero no es del todo determinante para su dominio. Es importante señalar que el tema del rendimiento y los resultados en el deporte no deben reducirse a simples medidas antropométricas o alguna otra característica biológica, dado que los asuntos socioculturales también juegan un rol muy importante a la hora de alcanzar los mejores resultados. Es imprescindible una unión entre lo biológico y lo social, reconociendo que ambas partes ayudan a una mejor comprensión de todo lo que engloba el deporte, puesto que ciertas características anatómicas por sí solas no podrán determinar el rendimiento de un deportista ya que este requiere de cierto interés, que suele estar permeado por aspectos sociales como la competitividad, el verse bien y el deseo de reconocimiento para practicar el deporte y desarrollar las habilidades que le permitirán obtener buenos resultados deportivos.

El deporte no solo involucra a los actores que practican la actividad física, sino que detrás de esto hay sociedades completas que participan como espectadores, financiadores, promotores, productores, controladores. Ante la cantidad de personas que resultan involucradas es necesario analizar factores sociales como la competitividad, el deseo de reconocimiento, la identidad, las relaciones de poder, la violencia, teniendo en cuenta el trasegar del deporte hacía la esfera política, económica y sociocultural

Las transformaciones en el siglo XIX sacudieron las sociedades occidentales, implicaron una rápida generalización de los deportes, bien para canalizar las aspiraciones de los no burgueses, bien para someter a otras formas de control unas prácticas crecientemente comercializadas. En este marco se mostró la potencialidad integradora y la capacidad para generar emociones que el deporte implicaba, algo que se hizo más perceptible conforme el nacionalismo se consolidaba como la gran fuerza política e ideológica desde fines del siglo XIX. Dado que el deporte tendía a incorporar adeptos de sectores sociales cada vez más amplios, dado su interés económico a través de los espectáculos de masas, dada su creciente importancia en las relaciones entre naciones y grupos sociales, su utilidad política, ideológica e identitaria fue una manera de defender los esquemas sobre los cuales se había construido el entramado social. Este proceso alcanzó un especial desarrollo en el siglo XX, cuando el deporte se asumió como tarea estatal, tanto en sentido político como social. De forma paralela, la creación de organizaciones deportivas supranacionales implicó la necesidad de someter muchas de las prácticas locales al marco más amplio, global, que el deporte estaba alcanzando, desde el punto de vista normativo, de su difusión e interés económico (Caspistegui, 2012, pág. 21).

Dentro de este entramado que envuelve al concepto de deporte, se esconden elementos como el deseo de estatus, la identidad, la pertenencia a un colectivo, rituales, discursos relaciones jerárquicas(Curi et al., 2018), las cuales sin duda influyen en su práctica al igual que lo hace la condición anatómica, por ello se hace explicita la necesidad de analizar el deporte de forma interdisciplinaria o cooperativa para una mejor comprensión de lo que significa el deporte en la modernidad.

Conclusiones

Se reconoce la gran influencia que tiene la sociedad, y su cultura, en la práctica de actividades físico-deportivas. Así mismo se aprecia que el deporte está permeado considerablemente por elementos políticos y económicos. La complejidad del deporte lo lleva a ser más que una simple actividad física, y lo convierte en fenómeno político, económico y sociocultural que obliga a integrar elementos de las Ciencias Naturales y Sociales con el fin de alcanzar una mayor comprensión de este. Aspectos como la religión, el cooperativismo, las tradiciones, los comportamientos, las actitudes, la identidad, las representaciones del cuerpo y la alimentación, que suelen forjarse a través de procesos de socialización que se reproducen en el tiempo, son algunos de los temas analizados por los investigadores. Sin embargo, no son los únicos aspectos a tener en cuenta, pues temas biológicos como la nutrición, el biotipo, la composición corporal y las características corporales también son muy importantes a la hora de relacionar el deporte con la vida y el rendimiento físico de quienes lo practican.


Bibliografía

Alabarces, P. (2009). El deporte en América Latina. Razón y Palabra, 69, 1–19.

Curi, M., Garriga, J., & Levoratti, A. (2018). Deporte(s) y Antropología: enfoques, objetos y prácticas. Repensando sus configuraciones en Suramérica. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, 30, 1–16.

Llopis, R. (2017). La participación deportiva en la Unión Europea. Un análisis de las diferencias nacionales desde la perspectiva tradicionalista-culturalista. In T. Rabanaque, M. García, & A. Vizcaíno (Eds.), Antropologías en transformación: sentidos, compromisos y utopías (pp. 232–246).

Medina, X., & González, O. (2017). Antropología del deporte: Transformaciones sociales y nuevos sentidos. In T. Rabanaque, M. García, & A. Vizcaíno (Eds.), Antropologías en transformación: sentidos, compromisos y utopías (pp. 226–231).

Pradas, F., Carrasco, L., Martínez, E., & Herrero, R. (2007). Perfil antropométrico, somatotipo y composición corporal de jóvenes jugadores de tenis de mesa. corporal de jóvenes jugadores de tenis de mesa. Revista Internacional de Ciencias Del Deporte, 7(3), 11–23.

Vargas, C. (2012). Ciencias del Deporte: Evolución de aspectos teórico científicos. Entramado, 15, 140–165.

 

Realizado por Juan David Henao Agudelo