Pasado prehispánico en la vereda La Chapa y el municipio de El Peñol, Antioquia, Colombia.

 

PASADO PREHISPÁNICO EN LA VEREDA LA CHAPA Y EL MUNICIPIO DE EL PEÑOL, ANTIOQUIA, COLOMBIA.


Nota: obtenido de Mayo (2012).



Las evidencias arqueológicas halladas en el departamento de Antioquia están compuestas por restos de cerámica, líticos (herramientas hechas de roca), restos de carbón, huellas de poste, restos óseos y estructuras rocosas que develan la existencia de comunidades prehispánicas en un rango temporal cercano a los 10.000 años a.C. en la región interandina entre las cuencas medias de los ríos Magdalena y Cauca.

Investigaciones como la de Piazzini (2001), muestran que, en las subregiones antioqueñas del Magdalena Medio, Oriente, Nordeste y algunos municipios parte de la cuenca media del río Cauca, hubo asentamientos humanos mucho antes de la llegada de los españoles. Tal información se halló en municipios como Yondó, Puerto Berrío, Maceo Cisneros, San Roque, Vegachí, Sonsón, Cocorná y zona de influencia del río Samaná. 


Mapa 1. Sitios arqueológicos cercanos a El Peñol, en la región interandina entre la cuenca media de los ríos Magdalena y Cauca.

Nota: mapa realizado con información de Geoparques – ICANH.


En la subregión de Oriente, a la cual pertenece el municipio de El Peñol, hay presencia de material arqueológico en múltiples municipios. Los hallazgos se han dado en áreas de clima frío, cerca al municipio del Santuario, sobre el altiplano del municipio de la Unión, y en las laderas de las altas montañas del municipio de Abejorral. Allí se han identificado asentamientos prehispánicos que apuntan a una tecnología agrícola que fabricaba y utilizaba instrumentos líticos como maceradores, hachas pulidas trapezoidales y algunas lascas (Acevedo et al., 1995).

Otros municipios del oriente antioqueño como El Retiro tienen evidencia cerámica vinculada al procesamiento de sal y a contextos domésticos, además de tumbas saqueadas (Santos, 1986). En el Carmen de Viboral, se corroboró la presencia de instrumentos pulidos entre hachas, manos de moler, buriles y machacadores de diversos tamaños, además de varios fragmentos de rocas cuya composición indicó un origen lejano a la zona y a la región (Botero Páez & Salazar, 1998). En el municipio de Concepción, se halló una vasija que contenía restos óseos de un individuo y otra más pequeña que servía como tapa (Naranjo & Restrepo, 2009).

 

En El Peñol se han dado hallazgos arqueológicos fortuitos durante remociones de suelo para construcciones y actividades agropecuarias principalmente, reconociéndose también actividades de guaquería que demuestran la presencia de asentamientos humanos prehispánicos (Gómez & Quintero, 1997). Además de la evidencia arqueológica, el material histórico, compuesto de crónicas españolas y relatos de personas locales, hablan de la presencia de indígenas, sitios ceremoniales y caminos construidos por sociedades prehispánicas que habitaron el territorio, y que convirtieron a estas rutas en un medio indispensable que facilitó el intercambio económico y cultural entre una región y otra (Mayo, 2012).


Antes de la conquista española la red de caminos prehispánicos atravesaba amplias zonas del territorio, y conectaba a las poblaciones del oriente con comunidades indígenas ubicadas al occidente como los Aburraes procedentes del valle de Aburrá. Dicha red se extendía en todas las direcciones, no solo conectaba con el centro de Antioquia sino que hacía el norte permitía la conexión con los actuales poblados de San Vicente y Concepción, al sur con El Santuario y más al oriente con Guatapé.  


Mapa 2. Red de caminos antiguos en El Peñol.

Nota: obtenido de Mayo (2012). 


La presencia de caminos durante la época de conquista, colonia y república también fue notable. Muchas de las rutas utilizadas correspondían a antiguos caminos construidos por sociedades prehispánicas. A la mayoría de estos caminos se les llamó reales y servían para conectar las tierras colonizadas con puertos fluviales y marítimos, a través de los cuales ingresaban provisiones para la explotación de las minas de oro y se enviaban las riquezas producidas a Europa (Mayo, 2012).


 Mapa 3. Camino colonial y republicano de Nare y Juntas.

Mapa

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Nota: obtenido de https://raicespaisas.wordpress.com/tag/antioquia/



En la región, los relatos históricos mencionan la existencia de poblaciones indígenas llamadas los Pantágoras o Pantagoros, a los que pertenecían los Palenques, los Samanáes y probablemente los Punchinaes. Este grupo indígena, uno de los más importantes y numerosos del territorio caldense, ocupaba casi toda la porción oriental hacia el valle del rio Magdalena. Los Pantagoros vivían en completo aislamiento unos de otros en las faldas de la cordillera, y en los valles y cañones de los ríos que de ella descienden hacia el Magdalena. Construían sus pueblos en lo alto de las lomas, para defenderlos mejor de sus enemigos. En estos sitios la pauta de poblamiento era nucleada, para asegurar mejor la defensa colectiva de sus vidas y haciendas. Las casas se construían con guaduas y los techos se cubrían con hojas de bijao (Duque, 1963).


Los Puchinaes, ubicados entre el río Guatapé y el río Nare, junto con los Samanáes constituyeron unidades sociopolíticas en formación. Cultivaban maíz, yuca complementados con otros vegetales, no tenían excedentes para llevar al mercado. Aprovechaban los recursos que les brindaba los valles y riveras fértiles de los ríos y sus afluentes en la región. Tenían abundante existencia de oro y fuentes de agua salada (Villa, 1997).

 

Estas comunidades indígenas prehispánicas consciente o inconscientemente dejaron evidencia de su estadía en el territorio. Los sitios arqueológicos hallados registrados se ubican mayormente en las veredas El Salto, Horizontes y La Meseta, seguido de El Chilco, El Marial, Santa Inés, La Culebra, La Chapa, Despensas, La Cristalina, El Carmelo, La Hélida, Concordia y Bonilla (Gómez y Quintero, 1997) y (Mayo, 2012).  Varios yacimientos exponen material lítico como metates, manos de moler, petroglifos (grabados o tallados en la roca) y piedras pulimentadas como hachas. 


Foto 1. Líticos hallados en El Peñol.

Un pastel de piedra

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Imagen que contiene tablero, tabla, hombre, montar a caballo

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Nota: imagen de petroglifo, mano de moler y lítico. Obtenidas de Mayo (2012) y del Programa de Arqueología Preventiva - Hotel Lagoa by Loop, vereda La Chapa, El Peñol. (2025).  


Por su parte, los fragmentos de cerámica encontrados indican la presencia en esta región de las denominadas "sociedades ferrería" las cuales, según investigaciones realizadas por arqueólogos, se remontan al siglo V a.C. y III d.C. Esta tipo de cerámica tiene algunos decorados con líneas de puntos incisos en el borde a nivel interno. Generalmente se utilizaban pastas rojas con engobe marrón y desgrasante mineral de cuarzo y feldespato en partículas muy finas, indicando que se trata de un trabajo especializado dada la homogeneidad de su elaboración y acabados (Mayo, 2012).


 Foto 2. Fragmentos de cerámica asociadas a sociedades Ferrería.

Imagen que contiene pieza, comida, tabla, alimentos

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Nota: imágenes obtenidas de Mayo (2012) y del Programa de Arqueología Preventiva - Hotel Lagoa by Loop, vereda La Chapa, El Peñol. (2025). 

 

También se ha encontrado material cultural que supone la existencia de "Sociedades Marrón Inciso", las cuales cronológicamente tienen un rango de presencia entre los primeros siglos de la era cristiana y el siglo X de esta. La cerámica de este periodo es caracterizada por los colores marrón o rojo oscuro que posee, además de las incisiones como técnica decorativa (Mayo, 2012).



Foto 3. Fragmentos de cerámica asociadas a sociedades Marrón Inciso.

Interfaz de usuario gráfica

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Nota: imágenes obtenidas de Mayo (2012) y del Programa de Arqueología Preventiva - Hotel Lagoa by Loop, vereda La Chapa, El Peñol. (2025). 


De igual manera hay evidencia arqueológica de sociedades Tardías, las cuales se ubican cronológicamente entre siglo X y el siglo XVIII d. C. Esta cerámica presenta acabados burdos, con decoración tipo bruñido y líneas incisas orientadas en diferentes direcciones sin mayor detalle. Hay evidencia de asas en las vasijas (Mayo, 2012).



Foto 4. Fragmentos de cerámica asociadas a sociedades Tardías.

Imagen que contiene comida, interior, tabla, azul

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Nota: imágenes obtenidas de Mayo (2012) y del Programa de Arqueología Preventiva - Hotel Lagoa by Loop, vereda La Chapa, El Peñol. (2025). 


Aparte de la cerámica y los líticos, piezas de metal correspondientes a dos clavos y una herradura, todos con alto grado de oxidación, dan información respecto a una historia no tan lejana, pero sí muy relacionado al pasado colonial de El Peñol, sitio donde transitaban mulas con productos del interior de la provincia, los cuales eran intercambiados con otras por medio de caminos conectados entre sí y vías fluviales. 


Foto 5. Piezas de metal halladas en la vereda La Chapa, El Peñol.

Nota: imágenes obtenidas del Programa de Arqueología Preventiva - Hotel Lagoa by Loop, vereda La Chapa, El Peñol. (2025).  


En la vereda la Chapa, de El peñol, los hallazgos arqueológicos registrados han sido pocos. Se han recuperado 11 fragmentos cerámicos, similares a los hallados en la vereda La Cristalina, los cuales se asemejan a la tipología de cerámica “Tardía”, asociados con grupos humanos que habitaron el territorio entre el siglo X y XVIII d. C. (Mayo, 2012). Mientras que, durante el desarrollo del Programa de Arqueología Preventiva (PAP) del Hotel Lagoa by Loop, se lograron recuperar un total de 64 fragmentos cerámicos, pertenecientes a partes de cuerpo, bordes y el asa de una vasija, 26 líticos relacionados con núcleos, desechos y artefactos y 3 piezas de metal.

 

Los fragmentos cerámicos recuperados en el Hotel Lagoa by Loop presentan similitud con la tipología descrita como Ferrería, Marrón Inciso y Tardía (Bermúdez, 1997 citado por Mayo, 2012). Lo hallado en la vereda podría hacer parte de un complejo arqueológico más amplio, del que aún no se sabe mucho, y que necesita de mayores análisis que le relacionen con contextos más extensos, sobre todo si se tiene en cuenta la semejanza de la cerámica hallada con tipologías registradas en otros subregiones de Antioquia, y los posibles vínculos de intercambio que hubo con sociedades de otras regiones.

 

En esencia, todo este territorio constituye una zona arqueológica de importancia para entender el pasado y la manera como las sociedades que lo habitaron configuraron su territorio (Mayo, 2012). A pesar de la desaparición de espacios de diversa índole construidos con el pasar de las generaciones por los antiguos pobladores, así como innumerable cantidad de material arqueológico perteneciente a sociedades prehispánicas, dado que no se hizo un reconocimiento arqueológico previo a la inundación del embalse (Gallego, 2016), es necesaria la socialización de todos los hallazgos arqueológicos, esto con el fin de apropiar a las comunidades de estos objetos, los cuales narran parte de su pasado. 


Es claro que la vereda La Chapa, al igual que el resto de El Peñol, estuvo ocupado por grupos humanos mucho antes la llegada de los españoles. Este sitio se configuró en un importante corredor que conectaba el centro y Occidente de Antioquia con el río Magdalena. Es probable que los grupos que vivieron este lugar estuvieran emparentados con las sociedades que habitaron en la zonas de influencias de ríos como el Nare, Nus, Guatapé, Samaná, La Miel entre otros. 


DEMUESTRA LO APRENDIDO

Imagen en blanco y negro

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Horizontal

2. Municipio del Oriente antioqueño.

4. Uno de los ríos más importantes de Colombia.

6. Nombre de grupo indígena ubicado en el Valle de Aburrá.

9. Buscar y extraer objetos arqueológicos para venta o colección sin autorización de entidad reguladora.

10. Herramienta hecha de piedra.

11. Figura tallada en la roca.

12. Tipo de cerámica presente entre el siglo I y X d.C.

Vertical

1. Previo a la llegada de los españoles.

3. Grupo indígena en completo aislamiento unos de otros en las faldas de la cordillera, y en los valles y cañones de los ríos que de ella descienden hacia el Magdalena.

5. Ciencia que estudia las sociedades antiguas a partir de sus restos materiales.

7. Tipo de cerámica presente entre el siglo X y XVIII d.C.

8. Tipo de cerámica presente entre el siglo V a.C. y III d. C.


BIBLIOGRAFÍA

Acevedo, J., Botero, S., & Piazzini, E. (1995). Atlas arqueológico de Antioquia.

Botero Páez, S., & Salazar, A. (1998). El Pedrero. Evidencias de antiguos especialistas en el municipio de El Carmen de Víboral, Antioquia-Colombia. Boletín de Antropología, 29, 168–195.

Duque, L. (1963). Los Pantágoros. Boletín Cultural y Bibliográfico, 6(2), 193–214.

Gallego, G. (2016). El Peñol. Tres momentos: fundación, inundación y reconstrucción. Universidad Nacional de Colombia.

Gómez, A., & Quintero, O. (1997). Reconocimiento y prospección arqueológica en el municipio de El Peñol Antioquia: Recuperando nuestra historia indígena. Universidad de Antioquia.

Mayo, W. (2012). Investigación arqueológica sobre las relaciones socio-espaciales de los grupos prehispánicos que habitaron la vertiente del río Nare en el municipio de El Peñol, Antioquia. Universidad de Antioquia.

Naranjo, M., & Restrepo, N. (2009). Apuntes sobre la teoría biosocial aplicada en un estudio bioarqueológico en la vereda Ardila del municipio de Concepción - Antioquia. Universidad de Antioquia.

Piazzini, C. (2001). Cambio e interacción social durante la época precolombina y colonial temprana en el Magdalena Medio. In C. Gnecco & V. González (Eds.), Arqueología del Área Intermedia (pp. 53–93). Instituto Colombiano de Antropología e Historia.

Santos, G. (1986). Investigaciones arqueológicas en el oriente antioqueño. El sitio de los salados. Boletín de Antropología, 20, 45–80.

Villa, M. (1997). El Peñol, un aula de clase. Cartilla didáctica de etnohistoria. . Universidad de Antioquia.

 

 

Realizado por Hotel Lagoa by Loop, El Peñol, Antioquia. 






Pandemia de 1918 o Gripe Española

 

PANDEMIA DE 1918 O GRIPE ESPAÑOLA


Fotografía de National Geographic Historia

Factores sociales, económicos, demográficos, políticos, culturales, genéticos e inmunológicos pueden incidir en la aparición de una pandemia (Gómez & Gómez, 2019). En el caso de la pandemia de 1918, hay que señalar que esta proliferó, en parte, como resultado del desarrollo de la Primer Guerra Mundial, la cual generó migraciones, condiciones de pobreza, hacinamiento y problemas de higiene que estuvieron estrechamente relacionados con el carácter pandémico de esta enfermedad. En su momento se desconoció la causa de este problema de salud global, y solo años después se reconocería como culpable a un virus que mutaba constantemente y se expandía de forma acelerada, afectando y acabando con la vida de millones de personas.

Hipótesis de origen

El sitio donde posiblemente comenzó la mutación del virus y la transmisión a los humanos no es del todo segura. Algunos señalan que este pudo iniciar circulación entre los humanos en el Tíbet, China, no obstante, la información que respalda esta teoría es muy escasa. También se cree que la gripe surgió en España, aunque mucha de la información recolectada señala que esta se relaciona con el país Ibérico en especial por el cubrimiento que hizo la prensa española sobre la enfermedad, dando la idea de que era el único y más afectado país. Dado que el brote de esta enfermedad coincidió con la Primera Guerra Mundial, los medios impresos de los países en conflicto no hablaron al respecto, no por su inexistencia sino para no agravar más los problemas sociales ya presentes.

La teoría más probable acerca del lugar de origen de la infección es Estados Unidos, aunque no se sabe del todo si el virus mutó y se transmitió en este lugar, o si fue allí donde se manifestó por primera vez con más intensidad debido al alto flujo de migrantes y a las condiciones de hacinamiento de los reclutas del ejército. El caso es que el primer paciente diagnosticado con los síntomas de la enfermedad se presentó en el campamento militar Funston ubicado en Fort Riley, estado de Kansas, Estados Unidos: El 4 de marzo de 1918, Albert Gitchel, cocinero del campamento Funston en Kansas, se vio afectado por tos, fiebre y dolores de cabeza. El suyo fue uno de los primeros casos establecidos en la historia de la llamada gripe española (Martini, Gazzaniga, Bragazzi, & Barberis, 2019, pág. 64)

En cuanto a la manera en que la infección llegó a los humanos y se distribuyó, también existen tres hipótesis siendo una de ellas la más plausible. Una primera teoría resulta ser un tanto conspirativa, nada raro para un periodo de guerra y amenazas latentes, y señala que los agentes patógenos que causaron la pandemia fueron introducidos a Estados Unidos por los alemanes como una estrategia de ataque

Entre los Aliados, se rumoreó que los gérmenes causantes habían sido incrustados en la aspirina fabricada por la farmacéutica alemana Bayer, que los gérmenes habían sido liberados en la bahía de Boston por un barco alemán camuflado o que comandos alemanes llegaron en submarinos U-boot y dispersaron gérmenes en teatros y desfiles (González Bombardiere, 2007)

La segunda hipótesis señala las condiciones de vida de las personas como la culpable de la enfermedad. Aspectos como la insalubridad, el no acceso a salud y alimentos, la pobreza, el hacinamiento, sumado a las condiciones de vida tan precarias que se presentaron durante la Primer Guerra Mundial, sin duda incidieron y acrecentaron la propagación masiva de la enfermedad.

La tercera propuesta retomaba la teoría en la que el causante de la pandemia era un agente patógeno que presentaba una sintomatología muy parecida a la influenza que ya había causado pandemias en el pasado. A pesar de que se consideraba a un microorganismo como el causante de la enfermedad, en especial el bacilo de Pfeiffer, una bacteria identificada por primera vez en la mucosidad nasal de un paciente en 1889 y que, en su momento, se consideró el agente causal de la gripe (Martini, Gazzaniga, Bragazzi, & Barberis, 2019), aún era un misterio el verdadero culpable.

No obstante, para 1933 se esclarecería el panorama al lograr aislar por primera vez el virus de la Influenza y establecer que probablemente este había sido el responsable de esta pandemia: Los primeros virus de la gripe Influenza humana se aislaron y cultivaron en 1933. Se descubrió que los cambios graduales en las proteínas de la superficie del virus eran responsables de la recurrencia anual de las epidemias de gripe Influenza.” (Reid , Taubenberger, & Fanning, 2001, pág. 81)

El virus de la Influenza

La aparición de este virus probablemente fue resultado de la alta mutabilidad y capacidad de reordenamiento de su genoma, así como por los cambios antigénicos resultantes en las glucoproteínas de la superficie viral (Hemaglutinina y Neuraminidasa). La constante variación del virus de la Influenza se manifiesta con pandemias a lo largo del siglo XX e inicios de XXI.  

AÑO

NOMBRE

CEPA DEL VIRUS

1918

Gripe española

H1N1

1957

Gripe asiática

H2N2

1968

Gripe de Hong-Kong

H3N2

2003

Gripe aviar

H5N1

2009

Gripe porcina

AH1N1

La influenza suele diseminarse por pequeñas gotas de secreciones respiratorias presentes en el aire, o por el contacto con las manos de superficies contaminadas. El virus está presente en cerdos, caballos, murciélagos, humanos, perros y aves. En el caso de los humanos afecta principalmente a adultos mayores, niños y personas con trastornos médicos o enfermedades de base. Sin embargo, esta no fue la población más afectada por la gripe española, pues al parecer fueron los adultos jóvenes entre 15 y 45 años los que más sufrieron con esta pandemia.

Las vías respiratorias suelen ser la parte del cuerpo más afectada por la gripe. La incubación de esta puede tardar de 1 a 4 días y está sujeta a la dosis viral recibida por el hospedador, y también por el estado inmunitario de este. La infección de gripe causa la destrucción del epitelio del sistema respiratorio reduciendo la resistencia de invasiones bacterianas secundarias. (Carroll, y otros, 2016).

Al afectar las vías respiratorias, el virus las hace más propensas al ataque de infecciones secundarias como los neumococos, por eso, durante la pandemia de 1918 la mayoría de las personas moría por neumonía

Estos hombres comienzan con lo que parece ser un ataque ordinario de la Gripe o Influenza y cuando llegan al hospital, desarrollan rápidamente el tipo más vicioso de neumonía que se haya visto. Dos horas después del ingreso, tienen las manchas de Mahogany en las mejillas y pocas horas después puede verse la cianosis extendiéndose desde las orejas a toda la cara, hasta que se hace difícil distinguir negros de blancos. En cosa de horas sobreviene la muerte, es horrible (Murillo Godínez, 2011, pág. 463).

Estos síntomas de neumonía estaban acompañados de hemorragias nasales y en los pulmones, encefalitis que causaba fuertes migrañas, fiebres que superaban los 40°C, sangre en la orina como resultado de una posible inflamación de los tejidos del riñón, problemas de oxigenación en la sangre, lo que producía manchas en la piel, también estaba la posibilidad de caer en coma y en el peor de los casos morir.

De epidemia a pandemia

Es posible que el virus de la Influenza, causante de la pandemia de 1918, ya hubiera estado en circulación entre las personas para 1917. En ese mismo año Estados Unidos ingresa a la Primer Guerra Mundial como aliado de los franceses, y da inicio al reclutamiento masivo de soldados. Al parecer las condiciones de hacinamiento dentro de los campamentos militares, y la probable circulación del virus entre algunos soldados, hizo que la enfermedad se propagara más rápido. Algunas evidencias indican que el virus migró desde Estados Unidos hasta Europa cuando tropas estadounidenses llegaron para apoyar a los franceses. Si bien la enfermedad ya se comenzaba a manifestar, iba ser con su llegada a Europa que se propagaría por el resto del mundo hasta convertirse en una pandemia

en Francia se localizaba un posible foco de infección e, incluso, el lugar de inicio de la pandemia, específicamente en la base del ejército en Étaples (campo de tránsito principal), pues allí se daban las condiciones ideales para la incubación del virus de la influenza debido a la reunión y acúmulo de personas, y a su convivencia con aves de granja o migratorias y con cerdos (Gómez & Gómez, 2019, pág. 18)

Con la llegada del virus a Europa se inicia su dispersión. Al parecer luego de llegar a Francia el virus se desplazó hacia otros países del continente para luego llegar al norte de África, Asia y Australia

en Europa, la enfermedad se extendió por Francia, Gran Bretaña, Italia y España, causando estragos en las operaciones militares de la Primera Guerra Mundial. Tres cuartas partes de las tropas francesas y más de la mitad de las británicas enfermaron en la primavera de 1918. En mayo, la gripe afectó al norte de África, y después a Bombay (India); en junio, se registraron los primeros casos en China, y en julio en Australia (Martini, Gazzaniga, Bragazzi, & Barberis, 2019, pág. 64)

La rápida diseminación de la enfermedad conllevo a un gran número de muertos. Se cree que en solo ocho meses la pandemia logró acabar con la vida de 20 millones de personas. La oleada de muertes tuvo un comportamiento semejante a una W, en el cual había gran numero de contagios, que descendían paulatinamente y volvían a aparecer con gran numero de muertos en poco tiempo.

La primera oleada de contagios y muertes comienza en marzo de 1918. Paulatinamente el número de personas afectadas va disminuyendo, en parte, debido a medidas tomadas por los gobiernos para prevenir la expansión del virus como efectuar exámenes de salud a los inmigrantes que llegaban en barcos procedentes de Europa, internar en cuarentena a aquellos que presentaran síntomas de gripe, evitar reuniones en lugares cerrados, suspender las clases en escuelas primarias y secundarias y prohibir los espectáculos públicos (Luthy, Ritacco, & Kantor, 2018).

La segunda oleada de contagios resultó ser la más grave y letal de la pandemia. Esta se dio en el otoño de 1918 y se cree que causó cerca del 65% del total de las muertes. Al parecer su mortalidad se debió a mutaciones que sufrió el virus durante el tiempo que duró la primera oleada. Posteriormente, las muertes e infecciones comienzan a desacelerarse. En la primavera de 1919 vuelve a incrementarse la cantidad de enfermos, aunque en menor medida en comparación con la segunda oleada, no obstante, el número de muertes era considerable.

Luego de esta tercera oleada el virus comienza a causar menos muertes y contagios. Tanto las medidas preventivas para evitar el contagio de la gripe como la vacunación contra neumococos resultan ser de gran utilidad. Además, al parecer el cuerpo humano creaba rápidamente resistencia a este virus, haciendo menos probable y grave una segunda infección En los lugares que experimentaron tanto la ola de primavera como la de otoño, casi todos los observadores coincidieron en que las víctimas de la primera ola escaparon o sólo experimentaron una enfermedad leve en otoño (Reid , Taubenberger, & Fanning, 2001, pág. 82)

Actualidad

La identificación del virus en 1933 y su continuo estudio, permitieron establecer las cepas responsables de los contagios, así como los medicamentos y tratamientos adecuados para su manejo. En la actualidad, el análisis de la secuencia del genoma del virus de la Influenza plantea la necesidad de continuar desarrollando investigaciones moleculares que faciliten la detección de cambios en su estructura a fin de vigilar y controlar variaciones que puedan ser más letales y contagiosas,

esta información es importante para deducir y vigilar si hay cambios en la secuencia que aporten información para entender las adaptaciones virales en los humanos, así como para el desarrollo y mejoramiento de los medicamentos antivirales, el estudio de la potencial resistencia a los medicamentos y el desarrollo de vacunas para el control de este tipo de pandemias (Gómez & Gómez, 2019, pág. 20)

Además,  es necesario seguimientos rigurosos al virus no solo en humanos sino también en aves, cerdos, equinos, murciélagos, entre otros, puesto que el agente patógeno también puede mutar en cualquiera de estos huéspedes y transmitirse sin mayores problemas entre especies.  

Bibliografía

Carroll, K., Hobden, J., Miller, S., Morse, S., Mietzner, T., Detrick, B., Sakanari, J. (2016). Microbiología médica. México, D. F.: Mcgraw-Hill/Interamericana Editores.

Gómez, L., & Gómez, L. (2019). Un siglo después de la ‘gripe española’: contribución de la Gran Guerra y conocimiento del genoma como herramienta para el control de la influenza. Biomédica, 17-21.

González Bombardiere, S. (2007). La pandemia olvidada de 1918. ARS Medica Revista de ciencias médicas.

Luthy, I., Ritacco, V., & Kantor, I. (2018). A cien años de la Gripe Española. Medicina, 113-118.

Martini, M., Gazzaniga, V., Bragazzi, N., & Barberis, I. (2019). The Spanish Influenza Pandemic: a lesson from history 100 years after 1918. Journal of Preventive Medicine and Hygiene, 64-67.

Murillo Godínez, G. (2011). Recordando a la gripe española. Medicina Interna de México, 463-466.

Reid , A., Taubenberger, J., & Fanning, T. (2001). The 1918 Spanish inuenza: integrating history and biology. Microbes and Infection , 81-87.


Realizado por Juan David Henao Agudelo