EL OCASO DE LA FLOR
Fotografía de Esteban Valencia Patiño. |
EL OCASO DE LA FLOR
Fotografía de Esteban Valencia Patiño. |
TERRA
PRETA O TIERRA NEGRA: UN INDICADOR DE ACTIVIDAD HUMANA.
Manuel Arroyo Kalin (2017) |
Se establece la posibilidad de que
la "Tierra Negra " (terra preta), sea el resultado de la acumulación
de desechos cerca a las viviendas, en donde los residuos (animales y humanos),
la cerámica y otros implementos utilizados por el hombre, fueron depositados
durante un largo período
La constitución y aparición exacta de estos
suelos es difícil de determinar, pero su estructura física y química, sumada a los
vestigios arqueológicos que suelen encontrarse en ellos, sí nos permiten hacer
un acercamiento a su posible origen y a su longevidad. Las terras pretas
también son consideradas como “suelos arqueológicos” debido a la estrecha
relación de estos con material arqueológico. Sin embargo, estos vestigios por
sí solos no podría darnos una explicación completa de la creación de estos
suelos, de allí la necesidad de incorporar una perspectiva ecológica en los
estudios humanos que permita desviar la atención de determinismos simplistas, y
favorezca un análisis que preste mayor atención a las redes de relaciones
complejas que caracterizan a los sistemas ecológicos.
Numerosas
investigaciones realizadas hasta la fecha han ayudado a crear un panorama más
amplio acerca de lo que fue la vida en estas regiones durante épocas
precolombinas. Mucha de la información que se obtiene en los estudios
arqueológicos, que utilizan indicadores ecológicos, permiten entender aspectos de
la vida de comunidades humanas como sus dietas, la forma en que se ubicaban en
el espacio y los usos que le daban a cada lugar, la vegetación y los animales
que había en las cercanías, sus prácticas agrícolas, las herramientas que
empleaban, la cerámica que fabricaban y sus características, entre otros. Ante
este panorama, en el siguiente texto se expondrá cómo la evidencia arqueológica
y el análisis de los indicadores ecológicos que han realizado por décadas
científicos de diferentes lugares del mundo, con conocimientos en diversas
disciplinas tanto de las ciencias naturales como sociales, han sido de gran
importancia para explicar qué son las terras pretas, su posible origen, algunas
de sus características y su relación con las sociedades humanas. Además, se resaltará
como paulatinamente se fue haciendo notable el uso, por parte de diversos
investigadores, de indicadores ecológicos como el suelo, los sedimentos, el
clima, la topografía, la geografía, la hidrografía, la vegetación y la fauna;
los cuales son de considerable importancia a la hora de relacionar algún resto
de cerámica o vestigio con actividad humana. Finalmente, será este cumulo de hallazgos,
que se ha ido construyendo por décadas, y la integración de indicadores
ecológicos en los estudios arqueológicos, lo que nos permitirá una aproximación
más cercana al origen de estos suelos, así como su composición, y la relación
que guarda con los humanos.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA O ANTECEDENTES
Desde
finales del siglo XIX comienzan a presentarse las primeras informaciones
relacionadas con estas tierras negras o “terras pretas”. Durante estas
investigaciones se destaca el color oscuro y la fertilidad de estos suelos, los
cuales eran aprovechados por campesinos, esclavos libertos e indígenas para
sembrar diversos cultivos. Junto a estas características del suelo, también
comenzaron a emerger restos arqueológicos lo que implicaba una acción humana en
ellos. Aunque no se sabía con claridad cómo había sido este accionar y su
intencionalidad, se concluyó que “las tierras negras eran vestigios de antiguos
asentamientos indígenas”
En
1966 Wim Sombroek demostró que la composición, variabilidad, y emplazamiento de
las tierras negras no eran consistentes con un fenómeno natural. Para este
momento emerge la clasificación de terras pretas (tierras negras) que son
suelos oscuros, con alto contenido de materia orgánica y repleto de artefactos
que probablemente se habían formado a partir de los desechos de antiguos
asentamientos indígenas; y las terras mulatas (tierras pardas) eran suelos
carentes de artefactos, con características fisicoquímicas que estaban entre
las terras pretas y los demás suelos de la región, y que se relacionaban con
antiguas prácticas agrícolas. Durante esta misma década el arqueólogo alemán
Peter Hilbert, ayudándose de la recién aparecida técnica de datación
radiocarbónica, permitió establecer que dichos suelos sugerían la presencia de
asentamientos humanos establecidos por largos periodos de tiempo, y que los
restos arqueológicos hallados en él, habían sido depositados allí hacia
mediados del primer milenio de la era común. Durante esta misma década, Mario
Simoes tiene en cuenta un considerable número de variables como la topografía,
la hidrografía, el suelo, los sedimentos, el clima, la vegetación y la fauna,
con el objetivo de entender, desde una perspectiva arqueológica que integra
indicadores ecológicos, la región, sus suelos y las poblaciones humanas que
allí habitaban. Para los 80’, el geógrafo Nigel Smith y sus análisis,
corroboraban lo expuesto por otros investigadores que señalaban la relación de
estos suelos con la actividad humana. Según Smith la distribución, el tamaño y
el contenido artefactual era consistente con la presencia de grandes poblados
ribereños mencionados por los cronistas del siglo XVI. Al parecer la coloración
oscura de los suelos correspondía a la incorporación de cenizas y carbón que
eran resultado de quemas realizadas en estos asentamientos humanos. Sin duda
esto resultaba ser un revés para el determinismo geográfico y cultural que se extendía
sobre el Amazonas.
A
partir de este momento que se comienzan a presentar los trabajos pioneros en
geoarqueología, que según Arroyo Kalin es la especialidad de la arqueología
dedicada al estudio de los suelos y sedimentos. Este estudio de las antiguas
sociedades humanas considerando indicadores ecológicos, como los suelos, los
sedimentos, la topografía, la geografía entre otros, empieza a generar nuevas
ideas sobre estas tierras negras, lo que a la larga debilitará más y más el
determinismo ecológico inherente al Amazonas por siglos, y generaría nuevas
preguntas que permitieran entender aspectos como el origen, la formación, la
variabilidad, la distribución, el uso, la cronología, entre otros aspectos, que
se desprendían del análisis de estos suelos. Un ejemplo de ello sería el
trabajo publicado por Ángela Andrade en 1984 en donde su objetivo era “conocer
las características arqueológicas del suelo y la relación entre la génesis de
los suelos y las ocupaciones humanas, con el fin de establecer los tipos de
actividades antrópicas y su intensidad”
Para
las últimas décadas la arqueología ha ido incorporando cada vez más indicadores
ecológicos dentro de sus estudios. Actualmente, los estudios arqueológicos
integran micromorfología, química de suelos y susceptibilidad magnética en
terras pretas, también documentan el tipo de residuos responsables de estas
variaciones que pueden ser fragmentos microscópicos de carbón, hueso, cerámica
y arcilla quemada; además los estudios de marcadores de lípidos demuestran la
presencia de esteres asociados a desechos humanos; y los estudios
arqueobotánicos y zooarqueológicos registran tanto vestigios de plantas
cultivadas y comestibles como huesos de fauna acuática asociados con el consumo
humano
Las
terras pretas pueden ser un buen ejemplo de lo fértil de algunas zonas de la
región amazónica y del norte de Sur América, también sirven de ejemplo para
entender cómo el humano puede transformar el ambiente. Sin embargo, se necesita
mucha más información de índole ecológica y arqueológica que nos permita
establecer con mayor proximidad la intención y efecto de la acción humana en la
formación de estos suelos, puesto que algunos análisis físicos y químicos del
suelo no permiten reafirmar una hipótesis clara sobre el origen
todos los elementos se presentan en
contenidos bajos a muy bajos, confirmando los niveles reportados para los
suelos de las selvas húmedas tropicales… Sus niveles actuales son el producto
de factores naturales formadores de suelo, más que de las influencias de los
grupos humanos asentados en la zona, por lo menos cuando se considera como
referencia todo el perfil del suelo
Además,
es importante tener en consideración que las tierras negras o terras pretas no
son necesariamente el resultado de una intensificada actividad agrícola, sino
que es más apropiada entenderla como el correlato de prácticas habitacionales
de mantención y cultivo
Por
otra parte, se encuentra el problema de la clasificación de las terras pretas
puesto que cada investigador o sociedad recurre a patrones lógicos y estructurados, desde
lo cultural, que les permiten apreciar y entender las variaciones o
discontinuidades que se presentan en un paisaje, a fin de lograr adaptación y
supervivencia de la población en determinado espacio. Por ello es importante
resaltar que una clasificación única y estricta de las terras pretas como la propuesta
por León y Vega en 1983 que determina
que las terras pretas debían “tener coloraciones negras, por debajo de
los Cromas /3 y /2 y de los Valúes 2/ y 3/, presencia de cerámica y/o carbón
vegetal y reacción al NaF en cualquiera de sus horizontes”
Es
importante que la arqueológica logre incorporar la mayor cantidad de proxys que
se relacionen a un fenómeno. En el caso de la terra preta los estudios que se
han ejecutado por más de un siglo, dan evidencia de que a medida que se
realizan estudios interdisciplinarios en donde se integran indicadores
ecológicos en los estudios arqueológicas se pueden obtener resultados más
concluyentes y próximos con la realidad. Para lograr una mejor
comprensión del origen y la formación de estos suelos será importante desglosar
aspectos del medio ambiente como las fuentes hidrográficas, la composición de
los suelos, la topografía, la fauna, la flora, entre otros, y entender cómo
estos se relacionan entre sí y con la actividad humana, pues como planteaba
Butzer: “ nuestro objetivo final es la determinación de la interrelación entre
cultura y medio ambiente, otorgando especial relevancia a la investigación que
se plantee una mejor y mayor comprensión de la ecología humana de las
comunidades prehistóricas”
A
pesar de que la evidencia arqueológica hallada en estos suelos habla de cierta
conexión entre los mismos y el humano, y de que posiblemente la acción humana sí
incidió en la formación de estos, debe recopilarse más información que permita
hablar de estos suelos como verdaderos suelos antrópicos. Si bien los restos de
actividades humanas hallados en estos lugares son innegables, hay que señalar
que en muchos casos la composición química de los suelos no refleja de forma
tan drástica y notoria la acción antrópica en la formación de estos, como sí puede
apreciarse al momento de analizar a simple vista los horizontes del suelo. Además,
es importante volver a cuestionarse a cerca de la intencionalidad humana en la
creación de estos sitios, si fue algo fortuito, resultado de arrojar basura
allí y de realizar quemas controladas que aportaban cenizas y carbón al suelo,
o si se hacía con la idea e intensión de abonarlos para luego usarles en
actividades agrícolas. Cabe resaltar que “no son las ocupaciones humanas las que
producen suelos antrópicos negros. Antes bien, las ocupaciones humanas generaron
depósitos de sedimentos enriquecidos que son transformados, por los procesos
pedogenéticos, en suelos antrópicos negros con el paso del tiempo”
Finalmente,
lo que sí es muy probable es que cerca de estas terras pretas hubo presencia de
grupos humanos, que al parecer eran numerosos como lo evidencian las crónicas
españolas del siglo XVI, y la cantidad de basura hallada en los registros
arqueológicos. Así mismo parece que estas comunidades habían estado en estos
espacios por largos periodos de tiempo, lo que nos ayuda a concluir que entre
las terras pretas y los humanos ha existido una relación de cercanía que se ha
mantenido por siglos, y que, si bien su posible origen está influenciado por la
actividad humana, aun no es seguro si hubo intensión o no en la formación de
estos suelos.
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Rodríguez
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Colombiana de Antropología.
INCIDENCIA DE LOS MONOCULTIVOS SOBRE EL RECURSO HÍDRICO DEL MUNICIPIO DE FREDONIA, ANTIOQUIA
Fotografía de Jaiver Ibarra Trujillo. |
El municipio de Fredonia hace parte de los 23 municipios que conforman el suroeste antioqueño y que comparten problemáticas relacionadas con el agua y los monocultivos. La llegada de nuevos modelos de desarrollo implico cambios en las actividades agrícolas que tradicionalmente se dieron en el municipio. Estos cambios en los usos del suelo han generado cambios abruptos en los paisajes y en las formas de vida tradicional, siendo lo más preocupante la afectación al recurso hídrico.
En el caso del suroeste antioqueño, el paisaje actual, empieza a evidenciar una homogeneidad como consecuencia de los modelos agro-extractivistas en los que podría mencionarse en mayor medida los monocultivos de pinos, aguacates y cítricos. Estos modelos, además de poner en riesgo la autonomía y seguridad alimentaria, incide en la calidad y la existencia de agua como bien común al causar la perdida de la diversidad cultural y ecosistémica.
Se hace conveniente realizar un acercamiento crítico y reflexivo a las incidencias en que este tipo de modelos de economía (monocultivos), están incidiendo en las valoraciones tradicionales del territorio, excluyendo los elementos que posibilitan un buen vivir y que hacen parte de lo sagrado para la vida para las comunidades del suroeste antioqueño. Esto lleva a cuestionar ¿se está cultivando el agua en el municipio de Fredonia?
Realizado por Carlos Hernan Mejía Escobar, Jaiver Ibarra Trujillo y Estefanía Torres Celis.
EXTRACTIVISMO Y NEOEXTRACTIVISMO. EL CASO DE LA PALMA AFRICANA EN COLOMBIA
Alianza Biodiversidad (2023).
Inicialmente, cabe señalar que, a partir del siglo XVI
con la expansión de Europa por todo el planeta junto con sus ideales de
civilización, modernidad y desarrollo, más su concepción antropocéntrica de la
vida, comienza a darse la explotación excesiva de los recursos naturales. Se empieza
a gestar un modelo de desarrollo basado en la extracción y
apropiación de la naturaleza a través de actividades que remueven grandes
volúmenes de recursos naturales, que no son procesados (o lo son
limitadamente), y que posteriormente pasan a ser exportados
Dicho modelo pasaba por alto la
estructura de significaciones de aquellas culturas que eran ajenas a la europea,
mientras que creaba la certeza de que los problemas del modelo podían
solucionarse con cambios técnicos y transformaciones sociopolíticas
el generalizado error consistente
en aplicar ahistóricamente los conceptos, técnicas y prácticas de la economía
de mercado a todas las manifestaciones culturales y epocales, propios de la
manía ‘civilizatoria’ y clasificatoria en la que muchas expresiones son
excluidas, minusvaloradas e invisibilizadas
Otra de las características de este modelo es que cada
vez exige “mayor cantidad de materias primas y energías, lo cual
se traduce por una mayor presión sobre los bienes naturales y territorios” (Svampa, 2019, p.18). Esta
necesidad de territorios para explotar genera que se expropie y despojen
grandes extensiones de suelo, provocando disputas y enfrentamientos entre poblaciones
y grandes actores económicos, lo que en muchas ocasiones terminaría repercutiendo
en temas como la violencia y la pobreza.
La pretensión de
edificar y consolidar una sola explicación para fenómenos sociales, culturales
y biofísicos, no dejaba vislumbrarlos claramente al excluir ciertas partes de
él, dificultando el reconocimiento de la conexión existente entre el
extractivismo y los diferentes factores sociales y ambientales con los que se
relacionaba. De igual manera limitó el conocimiento de la naturaleza a un
modelo en específico, lo que ha favorecido “la coordinación universal
de la vida y el desenvolvimiento de los sujetos, los espacios socio/naturales y
los saberes”
Dicha
limitación en el conocimiento de la naturaleza ha generado concepciones
reduccionistas sobre esta, ocasionando que -en el mejor de los casos- se le
considere como una maravilla de gran complejidad fruto de la manifiesta
sabiduría del dios creador de todo lo que existe, o que en otros casos sea
vista única y exclusivamente como una despensa, olvidando que es un
agregado de agua, tierra y cielo que interactúan entre sí, y en donde todo
aquello que es “asequible a nosotros forma un sistema, una
concatenación general de cuerpos, entendiendo aquí por cuerpos todas las
existencias materiales, desde los astros hasta los átomos” (Engels, 1886, p. 48).
Las alteraciones que
provocan los procesos de extracción en la naturaleza pueden ser muy variables.
En el caso del aumento de la frontera agrícola, ganadera y minera se ha
impactado especialmente a las fuentes hídricas, los suelos y la biodiversidad,
sin olvidar que también se ha afectado aspectos como la alimentación y salud de
poblaciones humanas. La expansión de la agricultura, por ejemplo, ha afectado
el ecosistema a través de procesos de deforestación, erosión de suelo,
sedimentación de fuentes hídricas, eutrofización, entre otros. La expansión de
la frontera ganadera también ha afectado considerablemente las fuentes hídricas
al favorecer la presencia de gran cantidad de coliformes en el agua, bien sea
por contaminación difusa o por vertimiento directo, además la compactación que
sufren los suelos los deteriora considerablemente.
Tanta es la
interconexión que existe entre los elementos de la naturaleza que la
deforestación en zonas Andinas y Amazónicas, con el fin de aumentar la
agricultura, la ganadería extensiva y la minería, han cambiado la vida de
muchas comunidades ribereñas que habitan a orillas de pequeñas quebradas o de
grandes ríos como Cauca y Magdalena.
Dentro de dicho
panorama en América Latina surge una categoría analítica conocida como
neoextractivismo, que permite describir y explicar este modelo extractivista
desde el ámbito social, político-territorial y medio ambiental a partir de una
escala nacional, regional o local. Se hace necesario comprender la complejidad de
este modelo, sobre todo porque estas grandes modificaciones del entorno como respuesta a las nuevas
necesidades humanas repercuten indudablemente en la
organización, estructura y funcionamiento del sistema
Mucha
de la información socavada hasta la fecha evidencia el considerable impacto negativo
que ha tenido este modelo de desarrollo en el ámbito económico, social y
ambiental, además evidencia su limitada contribución al genuino desarrollo de
las sociedades humanas que constituyen los actuales Estados-nación. A pesar de
esto, el extractivismo goza de buena salud dentro de los actuales Estados latinoamericanos
progresistas o conservadores, los cuales hacen poco por reconstruirlo. Además, continúa
siendo vista como la mejor alternativa para alcanzar los tan anhelado ideales
de desarrollo, de ahí que se promuevan medios para incrementarlas, a pesar de
que éste mantiene un estilo “basado en la apropiación de la Naturaleza, que
alimenta un entramado productivo escasamente diversificado y muy dependiente de
una inserción internacional como proveedores de materias primas” (Gudynas, 2009, p.188) Sin embargo, no debe pasarse
por alto que, frente a este modelo cada vez se van generando más reacciones de oposición
entre las sociedades.
En conclusión, se puede decir que, a pesar de los efectos
colaterales del extractivismo en las diferentes esferas de la realidad humana,
este sigue manteniendo su vigencia e importancia dentro de los actuales
gobiernos latinoamericanos y mundiales. Sumado a esto, son apreciables los
pocos esfuerzos realizados para modificar este modelo y contrarrestar o
apaciguar sus repercusiones sobre la vida en general. Se mantiene dicha
estructura de apropiación de los espacios y los recursos. Pareciera a simple
vista que lo único que ha cambiado entre el extractivismo y el neoextractivismo
es cómo y quiénes se quedan con las riquezas , mientras que los problemas
sociales y ambientales que surgen como consecuencia de ello continúan a la
espera de que los grupos humanos les den la relevancia que requieran y logren entender
que nada en la naturaleza ocurre de modo aislado y que este extractivismo ha
generado cambios en el planeta que requieren de una reestructuración de la vida
humana.
La palma africana en Colombia
Bibliografía
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ecoterritorial y nuevas dependencias. Bielefeld: Universidad de
Bielefeld.
SERIE WEB DOCUMENTAL "HISTORIAS QUEBRADAS"
CONTAMINACIÓN
POR MERCURIO EN LA CUENCA MEDIA DEL RÍO CAUCA: PROBLEMAS DE SALUD EN LAS
POBLACIONES DE LOS MUNICIPIOS CONTIGUOS AL RÍO EN EL DEPARTAMENTO
DE ANTIOQUIA.
Resumen
El aumento en la extracción de oro ha incrementado el deterioro de los suelos, el agua y el aire, en parte, debido al uso de metales pesados. Ante esto, el siguiente artículo tiene como objetivo realizar un análisis sobre la contaminación de la cuenca media del río Cauca por causa del mercurio empleado en la minería de oro, así como su efecto en la salud de las sociedades humanas que habitan en los municipios contiguos a su ribera en el departamento de Antioquia. Para ello, fue necesario identificar la ubicación de los diferentes proyectos mineros y su cercanía con fuentes hídricas, además, de recopilar información sobre los problemas de salud que registran las personas de estos municipios teniendo en cuenta no solo su ubicación, bien sea de influencia directa e indirecta del río, sino también aspectos como la clase de contacto, el tipo de mercurio, la volatilidad de este y su capacidad de incorporarse en los ecosistemas. Como resultado se obtuvo que la alta movilidad del mercurio, que puede ser arrastrado grandes distancias con respecto a los lugares donde son vertidos inicialmente, más la ilegalidad en que se desarrolla gran parte de la minería de oro y la automedicación entre mineros y comunidades próximas al río, implica serias dificultades para establecer una relación directa y significativa entre la extracción de oro y los problemas de salud vinculados a este metal pesado utilizado en la minería.
Palabras clave: río Cauca, contaminación, proyectos
extractivistas, minería de oro, mercurio, salud.
Introducción
Las actividades extractivas, como la minería, pueden
definirse desde la postura de Gudynas (2009) como un modelo de desarrollo basado en la extracción y
apropiación de la naturaleza a través de actividades que remueven grandes
volúmenes de recursos naturales, que no son procesados o lo son limitadamente.
Dichas actividades producen notables reconfiguraciones socioespaciales, por lo que habría que tener en
cuenta las implicaciones que este modelo tiene sobre los ecosistemas y las
sociedades humanas, especialmente si se considera lo propuesto por Claudia
Composto (2012) basada en Galafassi y Dmitriu:
La instalación de
megaproyectos extractivos implica la completa reconfiguración de los
territorios de destino, subsumiendo las relaciones sociales, productivas,
ecológicas y políticas a una lógica puramente instrumental que conlleva la
ruptura de lazos comunitarios, la destrucción de las economías regionales, la
pérdida de diversidad cultural y la degradación de las condiciones ambientales
(pp. 338).
Uno de los mayores
problemas en la ejecución de dichos proyectos extractivistas es la
contaminación medio ambiental que ocasionan. En el caso de la minería, los remanentes químicos de la
extracción de minerales han generado altos niveles de contaminación
medioambiental por elementos como mercurio (Hg), cadmio (Cd), cromo (Cr) y
plomo (Pb) (Lozada, 2011). Si bien, cada uno de estos elementos químicos se
encuentran de manera natural en el ambiente, y sus concentraciones naturales,
por lo general, no perjudican las diferentes formas de vida, actualmente, el
aumento de dichos niveles por las acciones antrópicas ha ido generando complejos
solubles de fácil transporte y distribución en los ecosistemas, los cuales se
incorporan en la cadena trófica como propone Londoño Franco et al. (2016),
convirtiéndose en un serio problema para la vida.
En la minería de oro,
el uso de metales pesados como el mercurio ha generado serios problemas de
degradación de las fuentes hídricas, de los suelos y del aire, esto por su mala
disposición final. El
mercurio sobrante de este proceso, en el mejor de los casos, se recicla, pero
en otras situaciones es liberado al medio ambiente con pocos controles, lo que
implica que se extienda por amplias zonas y pueda afectar, a corto y largo
plazo, organismos vivos que de alguna u otra forma tienen contacto con este
metal pesado, el cual se libera al ambiente a través de las aguas residuales,
las colas de la flotación también conocidas como relaves y el vapor generado
durante la quema de la amalgama para separar el oro; además, que puede
depositarse en suelos por efecto del lavado del agua de lluvia o el rocío, y afectar
a la flora y fauna, e inclusive a la población humana (Rocha Román, Olivero
Verbel, & Caballero Gallardo, 2019).
La contaminación del medio ambiente, específicamente del
recurso hídrico, del aire y de los suelos como resultado de la mala disposición
de los residuos químicos generados durante la extracción de oro, se vincula con serias afectaciones
en la salud de las personas, impactando en mayor medida a los mineros que están
en contacto con el metal, a sus familias y a la población en general que
dependen directa o indirectamente de los peces y otros organismos destinados a
la alimentación (Doria Mesquidaz, Marrugo Negrete, & Pinedo Hernández,
2013). De esta forma, se puede prever una mayor susceptibilidad de sufrir
problemas de salud en “las poblaciones ribereñas, para quienes los productos de
la pesca constituyen la principal fuente de proteínas” (Rocha Román, Olivero
Verbel, & Caballero Gallardo, 2019, pág. 94); y que, sumado a esto,
encuentran en el agua extraída directamente del río y sus afluentes, el
elemento indispensable para sus labores domésticas. Sin embargo, cabe resaltar
que el nivel de afectación en la salud de las poblaciones, a causa del
mercurio, varía considerablemente no solo de acuerdo a la ubicación de las
mismas con respecto a las fuentes hídricas y a los procesos extractivos como la
minería; sino también a variables como la forma de exposición - bien sea por
inhalación, ingesta o vía cutánea - o la intensidad y frecuencia con que se
está expuesto. También dependerá de la clase de mercurio que causa la
intoxicación – mercurio elemental, mercurio orgánico, sales de mercurio
(Ministerio de la Protección Social. República de Colombia, 2008). De igual
manera debe tenerse en cuenta que la manifestación clínica de algunos de los
problemas de salud vinculados a intoxicación por mercurio no se da en la
inmediatez, sino que implican años para manifestarse.
Algunos de los
problemas de salud vinculados a la intoxicación por mercurio, son el deterioro neuropsicológico,
renal, pulmonar y autoinmune de las personas a medida que aumenta la exposición
a dicho metal pesado. Además, son latentes los impactos intergeneracionales de
mediano y largo plazo, los cuales se vinculan en muchas ocasiones con problemas
congénitos y neuropsicológicos en los descendientes de las familias, así como
se evidencia en el trabajo de Vargas y Quiroz (2011). Cuando este metal es
ingerido suele ocasionar una irritación directa del tracto gastrointestinal,
mientras que cuando es constante su inhalación puede afectar directamente a los
pulmones y causar irritación de las vías respiratorias, neumonitis química y
edema pulmonar, con la consecuente opresión torácica y dificultad respiratoria;
sumado a esto, puede provocar náuseas, vómitos, dolores de cabeza, fiebre,
escalofríos, calambres abdominales y diarrea, inclusive puede ocasionar fallos
respiratorios y la muerte. También puede ocasionar gingivoestomatitis,
fotofobia, temblores y síntomas neuropsiquiátricos como fatiga, insomnio,
anorexia, timidez, abstinencia, depresión, nerviosismo, irritabilidad y
problemas de memoria (Organización Mundial de la Salud, 2017). Debe ponerse en
consideración el impacto de la exposición al mercurio en los fetos y neonatos,
y tener en cuenta que esta puede ocasionar graves lesiones encefálicas en el feto que se expresa después del
nacimiento con trastornos motores y sensitivos, convulsiones, ataxia,
disartria, temblores y ceguera; mientras que en los recién nacidos puede
ocasionar alteraciones del sistema nervioso central sensitivo y motor, sumado a
alteraciones mentales, renales y aun pancreáticas, desencadenando diabetes
mellitus (Ministerio de la Protección Social. República de Colombia, 2008).
Sumado a esto, no debe
olvidarse que
estos metales pesados
tienen el agravante de ser asociados con ciertos tipos de cáncer (Pollack et
al., 2014), enfermedades del sistema nervioso central, endocrino y reproductivo
(Burbure et al., 2006), malformaciones congénitas (Office of Research and
Development, National Center for Environmental Assessment, 2001), enfermedades
renales (Office of Research and Development, National Center for Environmental
Assessment, 1987), detrimento del desarrollo mental de los niños, disminución
en el cociente intelectual y problemas de comportamiento (Office of Research
and Development, National Center for Environmental Assessment, 2014) (Zapata
Rivera et al., 2018).
En el caso del territorio que compone la cuenca media del
río Cauca, que es el segundo río más importante de Colombia después del río
Magdalena tanto por su tamaño como por el número de pobladores que vinculan sus
actividades productivas y su subsistencia a él; la extracción de oro es un
fenómeno recurrente. Este se presenta a pequeña, mediana y gran escala,
incluyendo formas de minería artesanal, exploratoria e industrial que extraen
el oro a través de procesos fisicoquímicos que utilizan la gravimetría y
elementos químicos como el mercurio. De acuerdo al informe río Cauca: la geografía económica de su área de influencia (2015),
se pueda apreciar que a lo largo de toda la cuenca del río Cauca existen
grandes demandas de recursos naturales para lograr ejecutar proyectos
extractivistas vinculados a la minería, la agricultura, la ganadería y la
generación de energía. Allí se da un conjunto complejo de procesos que
relacionan a los diferentes sistemas sociales que se asientan en la cuenca
entre sí y a éstos con el sistema natural, lo que puede dar paso a relaciones
conflictivas entre las comunidades con su ambiente (García Charria, s.f.).
Frente a esto, y considerando que las cuencas hidrográficas
se componen por subsistemas de tipo social, cultural, económico y biofísico en
donde “la interacción entre el medio social y el sistema natural se fundamenta
bajo tres aspectos: el medio natural como soporte de actividades de los
sistemas sociales; fuente de recursos naturales; y receptor de residuos y
efluentes” (García Charria, s.f. pág. 5), en el siguiente escrito se busca analizar el
vínculo que existe entre la instauración de proyectos extractivos como la
minería de oro, la contaminación de la cuenca media del río Cauca por metales
pesados, más específicamente mercurio, y los problemas de salud en las
poblaciones humanas que habitan en los municipios contiguos a su ribera en el
departamento de Antioquia.
Así mismo, se pretende evidenciar la necesidad de conciliar aspectos sociales,
culturales, económicos, espaciales, físicos, químicos y biológicos para una
mayor comprensión acerca de los problemas de salud vinculados al mercurio,
considerando que la implementación de estas actividades productivas puede
acarrear altos gastos en salud relacionadas con el manejo de enfermedades que
guardan cierto vínculo con la contaminación medio ambiental.
Metodología
Para este trabajo
realizó una investigación mixta que incluye datos cuantitativos y cualitativos.
La idea era lograr un mayor entendimiento del fenómeno en estudio, puesto que
el carácter mixto de la investigación permite utilizar evidencia de datos
numéricos, verbales, textuales, visuales y simbólicos que mejoran la
comprensión del evento. Además, se empleó este tipo de investigación dado que
los métodos mixtos representan un conjunto de procesos sistemáticos, empíricos
y críticos que conllevan a la recolección y el análisis de datos cuantitativos
y cualitativos, así como su integración y discusión conjunta para realizar
inferencias producto de toda la información recabada (Hernández Sampieri,
2014). De igual manera el carácter ecológico mixto de esta investigación
sugiere “relaciones entre variables de acuerdo con el marco teórico, comparando
el evento de estudio en un lugar en diferentes momentos, o comparando el evento
en el mismo periodo en lugares diferentes” (Cardona Arias, 2015, p. 42-43).
Por otra parte, la
investigación tiene un interés descriptivo y explicativo. Uno de sus objetivos
es describir e identificar el fenómeno, sus propiedades y características, al
igual que las situaciones, los contextos y sucesos más relevantes del fenómeno,
es decir, entender cómo es y cómo se manifiesta. De otro lado, busca explicar
las causas de los eventos y fenómenos físicos o sociales, así como las razones
por las cuales ocurre el fenómeno y las condiciones en que se manifiesta, o por
qué se relacionan dos o más variables (Hernández Sampieri, 2014). De acuerdo a
esto, se buscaba ayudar a entender la magnitud del problema ambiental y de
salud como resultado de la extracción de oro, al tiempo que se pudieran identificar
posibles factores de riesgo y entablar asociaciones entre múltiples variables y
eventos.
Para este trabajo se empleó información entre los años 2005 y 2018. Se tomó como muestra a la población de la mayoría de los municipios contiguos al río Cauca en jurisdicción del departamento de Antioquia. En total se incluyeron 29 municipios del departamento, los cuales fueron: Caramanta, Valparaíso, Támesis, Fredonia, Jericó, Tarso, Venecia, Salgar, Concordia, Titiribí y Betulia, Armenia, Ebéjico, Anzá, Soparán, Santa Fe de Antioquia, Olaya, Buriticá, Liborina, Sabanalarga y Peque, Toledo, Briceño, Ituango, Valdivia, Tarazá, Cáceres, Caucasia y Nechí (Mapa 1).
Mapa 1. Municipios de Antioquia
contiguos al río Cauca.
Fuente:
Elaboración propia, cartografía base Instituto Geográfico Agustín Codazzi -
SIGOT.
Partiendo del hecho de
que la cuenca del río Cauca en Antioquia abarca una gran extensión de
territorio y gran cantidad de afluentes, así como considerable número de
poblaciones humanas con características sociales, económicas y culturales
particulares, se delimitó el área de estudio a los municipios que están en
contacto directo con el río.
Para la recolección de
datos se llevó a cabo una búsqueda documental que permitiera vislumbrar el panorama actual del río Cauca y
de las poblaciones que usan esta fuente hídrica para su subsistencia en el
departamento de Antioquia. Los datos cuantitativos obtenidos corresponden a
informes y datos geográficos generados por entes gubernamentales como el DANE,
el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el Ministerio de Minas y Energía
(Agencia Nacional de Minería), el Ministerio de salud (Observatorio Nacional de
Cáncer), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Agencia Nacional de
Licencias Ambientales), y el anuario estadístico de la gobernación de
Antioquia. Sumado a esto, se obtuvo información geográfica del movimiento
social y activista Tierra Minada. Dentro de las variables consideradas están el
número de pobladores de cada municipio, las necesidades básicas insatisfechas,
la cobertura residencial de agua potable, la cobertura del servicio de
acueducto, la cobertura del sistema de salud, los casos reportados de
intoxicación por mercurio, la mortalidad por neoplasias, tumores malignos y
diferentes tipos de cáncer como el de estómago, tráquea-pulmón y colon. También
se incluyeron variables como: el número de hectáreas reconocidas para la
extracción de minerales, así como la producción total de oro por cada
municipio.
Con esta información se
realizaron análisis multivariados entre factores como: el total de áreas
destinadas a minería, la producción de oro, la mortalidad por tumores malignos
y neoplasias vinculados con metales pesados, así como el cáncer de estómago,
colon, y pulmón; también se consideró el índice de necesidades básicas
insatisfechas, el acceso a agua potable y a servicios como salud y acueducto.
Para ello, se emplearon: el Programa Estadístico para Ciencias Sociales
(SPSS) el cual permitió establecer la relación estadística existente entre
diferentes variables, y el Sistema de Información Geográfica (QGIS) que
facilitó la determinación de relación espacial entre los datos, y de igual
manera permitió la modelación y representación espacial y temporal de los
eventos.
También se tuvo en cuenta información de carácter
cualitativo provenientes de diversas investigaciones. Uno de los recursos
empleados fue el Informe de estudios realizados en relación con la exposición a
mercurio (2018), allí el gobierno de Colombia, a través del Ministerio de Salud
y Protección Social, presenta un gran número de investigaciones realizadas en
torno al impacto del mercurio en la salud. Además, muestra un breve resumen del
resultado de las investigaciones y de la situación epidemiológica en el país
como resultado de la exposición a este metal pesado. Otra parte de los datos
corresponden a información generada desde centros académicos donde se analizan
las características del mercurio, su uso y manejo en la minería, su
incorporación en la cadena trófica - agua, aire, suelos, animales, plantas -y
su incidencia en la salud de las poblaciones humanas. Algunos de los trabajos
consultados son el de Machado et al (2011), Vargas y Quiroz (2011), Corredor Rodríguez
(2013), Londoño Franco et al (2016), Zapata Rivera et al (2018), Rocha et al
(2018), Holguín et al (2018),
entre otros.
Asimismo, con el fin de ampliar la información, se
realizaron dos entrevistas semiestructuradas. Una se realizó a un mecánico que
se ha dedicado a realizar actividades de reparación de maquinaria amarilla en
contextos mineros de municipios del Nordeste antioqueño como: Yalí, Yolombó,
Amalfi, Vegachí, Segovia, Remedios; en el Bajo Cauca: Caucasia, Cáceres,
Tarazá, Zaragoza, El Bagre y Nechí; en el Magdalena Medio: Maceo; en el Sur de
Bolívar: San Pablo, Santa Rosa y Cantagallo; en el Valle del Cauca: Rio la
vieja; y en el Chocó: en Tadó y en el río San Juan. Mientras que la otra
entrevista se le hizo a un biólogo de la Universidad de Antioquia, quien ha
trabajado el tema de la contaminación por mercurio en peces del medio río
Atrato.
La idea de involucrar diferentes actores y fuentes de información
fue contrastar y entender muchos de los datos cuantitativos obtenidos de
fuentes oficiales, puesto que uno de los mayores problemas, en cuanto a la
información recabada, es que existe gran cantidad de minería ilegal a lo largo
de toda la cuenca del río Cauca en Antioquia, lo que genera subregistros sobre
el total de puntos de explotación minera y su real incidencia en el agua y en
la salud de las personas. Además, los problemas de acceso a salud y el
recurrente autodiagnóstico y la automedicación tampoco permiten que los datos
hallados sean totalmente fiables, lo que hace necesario apelar a las versiones
de personas involucradas en el fenómeno.
Resultados
Inicialmente, debe tenerse en cuenta que las actividades
extractivas, entre ellas la extracción de oro, pueden implicar considerables
reconfiguraciones en los territorios donde son ejecutados. En algunos casos
pueden percibirse considerables cambios como resultado de estas actividades,
entre ello alteraciones en la salud de las personas (Figura 1).
Figura 1. Implicaciones medioambientales y sociales de los proyectos
extractivos.
Elaboración propia.
Históricamente, en muchos lugares de lo que actualmente se conoce
como Colombia, se ha dado la extracción de minerales preciosos. Según Robert
West, “en el Nuevo Mundo, la colonización española se basó principalmente en la
minería de oro y plata” (1972, p. 9). La cuenca del río Cauca, por ejemplo,
poseía diversas regiones auríferas entre las que destacaban la región de
Cartago-Anserma, la cual hacía parte de la provincia de Popayán y estaba
próxima a territorios del suroeste de Antioquia como Caramanta. Por su parte en
el territorio antioqueño se destacaba la región del Bajo Cauca y de Buriticá
como zonas auríferas. Actualmente, gracias a información obtenida de Tierra
Minada, se puede apreciar la intensidad de la extracción de minerales que
realizan muchas poblaciones. En departamentos como Antioquia, cerca de grandes
afluentes como el río Cauca, aún es notoria la extracción de estos como puede
verse a continuación (Mapa 2).
Mapa 2. Zonas de actividad minera en Antioquia.
Fuente:
Elaboración propia, cartografía base Instituto Geográfico Agustín Codazzi y
Tierra Minada.
Partiendo de la
información provista por una de las personas entrevistadas, más el apoyo de las
fuentes bibliográficas, se pudo establecer que actualmente en el cañón del río
Cauca, específicamente en el departamento de Antioquia, existen varios tipos de
minería para la obtención de oro. Uno de los tipos de minería es la minería subterránea, de veta o socavón,
en donde se extrae el mineral de cuerpos rocosos ubicados a considerables
profundidades; otra es la minería a cielo
abierto que implica la remoción de tierra a un nivel más superficial para
la obtención del oro; y la minería
aurífera aluvial la cual obtiene el oro de los sedimentos arrastrados por
las fuentes hídricas.
Dichos tipos de minería
pueden clasificarse a partir de las diferentes formas y escalas en que se
presentan. La delimitación de la escala, en la cual se inscribe cada tipo de
minería, se encuentra definida por la legislación, en la que se considera como
criterio para esta clasificación, el número de hectáreas en que se realiza esta
actividad. Así, el decreto 1666 del 21 de octubre de 2016, expedido por el Ministerio
de Minas y Energía, clasifica la minería a pequeña escala, como aquella menor o
igual a 150 hectáreas, a mediana escala desde las 150 hasta las 5.000 hectáreas
y a gran escala a partir de 5.000 hasta las 10.000 hectáreas. Sumando a esto,
la misma legislación hace alusión a la minería de subsistencia, diferenciándose
de la minería a pequeña escala en su producción por mes, ya que según la Unidad de Planeación
Minero-Energética (UPME), la Agencia Nacional de Minería (ANM) y el Ministerio
de Minas y Energía – Viceministerio de Minas, está no debe superar los 30
gr/mes (Ministerio de Minas y Energía. República de Colombia, 2016).
En cuanto a las formas
en que se presente la actividad minera, debe resaltarse su relación con las
escalas antes mencionadas, puesto que la escala es la que demarca el área a
explotar, condicionando las maneras, las técnicas y las herramientas que se deben
emplear en cada una de estas. En cuanto a la minería de subsistencia, esta es
mayormente realizada de manera artesanal empleando el método de barequeo para
extraer y separar el oro del resto de metales. Está técnica, a escala
artesanal, menciona la persona entrevistada, es realizada mediante una batea,
una barra de metal y una pala, la cual muchas veces es modificada para sacar
mayor cantidad de material; también se emplea lo que los mineros denominan
jaguero[2]
para recuperar solo el oro y
desechar el resto de metales. En algunos casos, dentro de esta forma, se
construyen cajones o matracas[3]
hechas con madera para llevar a cabo el proceso de separación o clasificación
gravimétrica de metales, lo que hace que sea más fácil y rápida la recolección
del oro. Dentro de esta minería de subsistencia se lograron identificar más
técnicas para limpiar y separar el oro. Una de ellas emplea derivados de
plantas para realizar dicho proceso, la persona entrevistada menciona el uso de
un árbol conocido por los mineros como suribio (Zygia longifolia) y otra planta
que no se logró identificar plenamente, conocida como indio parado. Ambas
especies vegetales, al parecer, cumplen la función de separar el oro de otros
metales y sedimentos que lo rodeen, sin embargo, no son las únicas plantas
usadas con este fin, pues según el trabajo de Arango Arroyave (2014) existe una
mayor variedad de plantas que son empleadas en contextos mineros con el mismo
propósito, las cuales no han tenido la atención suficiente ni han sido
exploradas por la ciencia actual. Del mismo modo, se conoció el proceso químico
para lavar oro mediante el uso de mercurio, el cual suele ser entre los más
empleados y nocivos para el medio ambiente.
Por otro lado, dentro
de la minería a pequeña y mediana escala, se determina el uso de motores, y en
algunos casos retroexcavadoras que favorecen la recuperación y clasificación
del material, diferenciándose de la minería de subsistencia, no solo en el área
de captación de este metal, sino también en las técnicas empleadas para este
fin. En el caso de la minería a gran escala, se puede apreciar la inclusión de
retroexcavadoras y máquinas diseñadas para extraer gran cantidad de material de
los ríos y suelos; esta forma de minería es desarrollada en muchos casos con
ayuda de inversión extranjera.
Teniendo en cuenta la evaluación de los efectos en la salud
de las poblaciones expuestas a vertimientos contaminantes por explotación
minera en la cuenca del río Cauca (Ministerio de Salud y Protección Social.
República de Colombia, 2019) se considera que las prácticas que mayor daño
causan son las actividades mineras a mediana y pequeña escala que operan de
manera informal. Según el Ministerio de Minas, esta clase de minería se define
por poseer maquinaria de carácter privado y por no contar con ninguna
declaración de producción ante el Estado (Amaya Ladino, 2018). Dicha situación
resulta alarmante si se considera que entre el año 2010 y 2011 el 63% de las
minas del país operaron sin los protocolos necesarios y el 86,7% operaron sin título
minero. Además, debe tenerse en cuenta que, aun cuando la actividad minera
opere bajo un marco legal amparado por protocolos para prevenir y controlar el
uso de metales pesados, es probable que se siga produciendo algún tipo de
contaminación medioambiental, por ello la necesidad de comprender las
diferentes maneras en que especialmente el mercurio se dispersa en el
territorio y se incorpora dentro de la cadena trófica.
En los diferentes tipos de minería ya mencionados, el
mercurio suele emplearse con el fin de crear una amalgama, o aleación con otros
metales como oro, que luego de ser calentada permite que se evapore el mercurio
y que se extraiga el oro de las rocas, piedras, arenas u otros materiales en
los que se encuentra (Naciones Unidas, 2015). Sin embargo, cabe resaltar que, este elemento químico no
solo se evapora por las altas temperaturas que se usan para separarlo del oro,
sino que se puede evaporar fácilmente a temperaturas ambiente, dejando en
manifiesto su alta volatilidad y peligrosidad para los ecosistemas y los
organismos vivos.
[Fotografía de autor anónimo]. (Río
Porce. 2018].
Una de las principales características del mercurio es la
capacidad de transformar su composición química una vez entra en contacto con
otras sustancias u otros organismos. De esta manera, el mercurio que entra en
contacto con el agua activa una acción bacteriana que lo transforma en
metilmercurio, una forma mucho más tóxica del mismo elemento, el cual comienza
a ser absorbido por especies que habitan estos ecosistemas como peces, mariscos
y crustáceos (Ministerio de Salud y Protección Social. República de Colombia,
2019). Por lo anterior, debe tenerse en cuenta que las consecuencias del uso
del mercurio en la salud humana se encuentran mediadas por su composición
química, pues este puede presentarse de forma elemental u orgánica. Sin
embargo, el impacto del mercurio en la salud de los humanos dependerá no solo
del tipo de mercurio (elemental u orgánico) con que se está en contacto, sino
también de la forma en la que ingresa al organismo bien sea por inhalación,
ingesta o absorción a través de la piel y las membranas mucosas. Así mismo, se
deberá tener en cuenta la frecuencia e intensidad con que se está expuesto.
Es importante tener en cuenta que el proceso de
transformación de mercurio elemental a mercurio orgánico se asocia a diferentes
afecciones de salud. De acuerdo con esto, el Ministerio de Salud y Protección
social (2019), señala que el mercurio elemental ocasiona particularmente
afecciones a nivel de: Sistema nervioso central, sistema renal, sistema
cardiovascular, a nivel cutáneo y efectos en el aparato respiratorio; mientras
que el mercurio orgánico derivado de diferentes procesos bioacumulativos,
afecta mayoritariamente a el sistema nervioso, el aparato cardiovascular y el
sistema inmunológico. Es importante aclarar que este último tipo de mercurio se
concentra mayormente en peces y mamíferos predadores, afectando
considerablemente la seguridad alimentaria de las comunidades que tienen dentro
de su cadena trófica a estas especies.
La cercanía de algunas comunidades a zonas con altas
concentraciones de mercurio las hace más vulnerables a padecer los efectos de
la intoxicación por este metal, sea de manera crónica o aguda. En el caso de la
intoxicación aguda los síntomas que se presentan son: visión borrosa, pérdida
auditiva, alteración de olfato y gusto, ataxia, disartria, alteraciones
psiquiátricas y somato sensoriales; en el caso de intoxicación crónica, los
síntomas más frecuentes se asocian a alteraciones somatosensoriales como
dificultad para percibir presión y temperatura. De igual manera, “se ha señalado
que la exposición crónica a concentraciones bajas de metilmercurio durante el
embarazo está asociado con alteraciones en el coeficiente intelectual”
(Ministerio de Salud y Protección Social. República de Colombia, 2019, pp. 19)
Por su parte, estudios realizados en el municipio de Segovia
lograron establecer alteraciones neuropsicológicas y problemas cognitivos en
mineros y familiares que estuvieron expuestos al mercurio. La situación de la población de
menores de edad es alarmante, puesto que, al identificarse problemas
neurológicos y cognitivos en los hijos de mineros, los cuales posiblemente
están asociados al mercurio, se evidencian los probables defectos congénitos a
mediano y largo plazo que tiene la intoxicación por este metal pesado. Los resultados
de la investigación evidencian afectaciones cognitivas a nivel del lenguaje,
funciones ejecutivas, memoria y atención, y sugieren que dichas alteraciones
cognitivas no se asocian a las variables de edad, sexo o grado escolar,
agregando que “es importante exponer el hecho que las áreas cognitivas
evaluadas en este estudio y en las que se presentan las mayores prevalencias de
escolares alterados han sido reconocidas y asociadas a la exposición de
mercurio en otros estudios”(Vargas & Quiroz, 2011, pp. 467).
De acuerdo con lo
mencionado, la extracción de oro implica el uso de elementos químicos que
resultan altamente perniciosos, tanto para el ecosistema como para la salud de
los humanos, pues al incorporarse dentro de la cadena trófica, bien sea por medio
del suelo, aire, agua, plantas, semillas
y forrajes; se puede convertir en un verdadero problema. Si bien se reconoce el impacto negativo que puede
tener el mercurio en el medio ambiente, dada su volatilidad, es necesario
indagar por el vínculo que hay entre su uso y las afectaciones en las
sociedades humanas en zonas de influencia directa e indirecta. Lastimosamente,
en ocasiones es difícil establecer los verdaderos alcances de la contaminación
por mercurio en el espacio. Por una parte, porque, tal como lo señala el
biólogo de la Universidad de Antioquia entrevistado, en ocasiones la ilegalidad
bajo la que se desarrolla la extracción de oro implica que sea muy difícil
ubicar los entables mineros, haciendo más complicado relacionar la distancia
entre los sitios de extracción y las concentraciones de mercurio. De otra parte, la alta movilidad y capacidad de transformarse
químicamente que tiene este metal pesado y el considerable número de factores
que influyen en su desplazamiento como la altitud y la presión atmosférica; las
corrientes, la sedimentación y el estado trófico de los cuerpos de agua, entre
otros, hace mucho más complicado su rastreo y trazabilidad.
A pesar de que distintos autores demuestran que, el uso del
mercurio en la extracción de oro tiene considerables impactos negativos para la
salud de las personas inmersas en estas actividades mineras, sus descendientes
y la población en general, a partir de los datos cuantitativos hallados y
utilizados en esta investigación no fue posible establecer a plenitud un
vínculo entre la extracción de oro y la mortalidad por tumores malignos y
diferentes tipos de cáncer como el de estómago, colon, pulmones, tráquea y
neoplasias (Mapa 3).
Mapa 3. Mortalidad por tumores malignos, neoplasias, cáncer de estómago, colon, pulmón y tráquea en 2005 y 2018.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos
resultados se pueden deber a posibles subregistros ocasionados por la
considerable participación de la minería ilegal en la extracción de oro (López Suárez, 2020), lo que suele
vincularse con temas de violencia que dificultan el acceso a cierta
información. Otro de los motivos a considerar es el tiempo en que se manifiestan
clínicamente estas enfermedades, pues algunas pueden aparecer a mediano y largo
plazo, incluso tener un carácter hereditario. También debe tenerse en cuenta el
papel del Estado en la creación de nuevas normas que permitan un mejor manejo
del mercurio, al tiempo que promueve su desuso bajo consideraciones
medioambientales y epidemiológicas (Ministerio de Salud y Protección Social. República de Colombia, 2018).
Finalmente, considerar la movilidad y volatilidad del mercurio, pues es
fundamental para comprender mucho mejor el impacto en zonas de contacto directo
e indirecto.
De otra parte, contrario a lo esperado, se evidenció una
correlación negativa o inversa entre la producción de oro y los casos de muerte
por cáncer. Es decir que, en algunas zonas donde se reconoce que hay gran
extracción de oro, se presenta menos casos de cáncer que en municipios en donde
es menor la extracción del mineral. Parte de esto puede explicarse gracias a lo
narrado por el mecánico entrevistado, quien señaló que, ante las dificultades
para acceder a servicios médicos, muchas de las personas que enferman
seriamente migran a ciudades principales en búsqueda de atención. En otros
casos, cuando se presenta algún tipo de problema de salud suele haber
automedicación, se suele
evitar ir donde un médico y se usan fármacos como el bactrim, que tienen
precios cercanos a los 4.000 pesos por pastilla, bajo la presunción de que el
problema de salud se debe a bacterias. En casos más drásticos, las personas
aprenden a convivir con las molestias y rara vez piensan en visitar a un
médico. Sin olvidar que en algunos casos los problemas de salud vinculados al
mercurio, no se relacionan directamente con la actividad minera. Todo esto ha
venido dificultando el registro y medición del verdadero impacto del mercurio
en las poblaciones humanas, complicando la comprensión y la toma de medidas
acertadas que ayuden a solventar el problema que este ha generado.
Respecto al vínculo entre la producción de oro y los casos
de intoxicación por mercurio, sí se pudo establecer cierta correlación
estadística. De acuerdo a los datos cuantitativos hallados en las fuentes
oficiales, se aprecia la tendencia en la que a mayor extracción de oro hay
mayor número de casos de intoxicación por este metal pesado. Si bien hay mucha
más cercanía entre estas variables, es importante resaltar que podría ser mucho
mayor, pues según el mecánico entrevistado, algunos mineros al tener síntomas
como dolor de cabeza, mareo, náuseas o temblores lo que hacen es automedicarse.
Algunos como ya se mencionó pueden vincular esta sintomatología con una
infección bacteriana, sin embargo, otras personas que tienen síntomas
persistentes por días deducen que se trata del mercurio sin hacer algo al
respecto. Por su parte las personas que están próximas a las zonas mineras, y
que no están en contacto con el metal, también pueden desarrollar problemas
relacionados a intoxicación con mercurio, pues como proponen varios trabajos,
la contaminación por mercurio puede afectar de igual manera a animales que
constituyen la base de alimentación para las personas. En este punto es
importante nuevamente recalcar la volatilidad del mercurio, pues si bien muchos
trabajos evidencian los altos niveles de mercurio en algunas poblaciones
humanas, según el biólogo de la Universidad de Antioquia, por los niveles
hallados en los peces debería haber muchos más problemas de salud en las
personas, habría que preguntarse entonces: ¿qué tanto del mercurio que
contienen los peces se volatiliza al momento de ser cocido? y ¿ cómo esto
influye en la determinación del impacto que tiene el mercurio en las zonas de
contacto directo e indirecto a zonas mineras? Todo esto teniendo en cuenta que
muchas personas evitan consumir peces del afluente o beber su agua sin antes
hervirla.
Otro aspecto que podría vincularse con la aparición de estos
problemas de salud relacionados con los metales pesados y la extracción de oro
es la dificultad que tienen las poblaciones para acceder a agua potable. Para
entender mejor esta situación es importante recalcar las notables diferencias
que hay entre lo urbano y lo rural. Según la información obtenida de las
distintas fuentes, la actividad minera suele verse en mayor medida en zonas
rurales aledañas a fuentes hídricas. Si tenemos en cuenta que la población de
estas zonas tiene menor acceso a agua potable (Figura 3), y en muchas ocasiones
el agua que consumen representa un alto riesgo para la salud, no sería sorpresa
que en estas zonas se presentaron mayores casos de problemas de salud
vinculados al mercurio. Sin
embargo, tanto en lo urbano como en lo rural, los datos son muy similares; y la
correlación entre los problemas de salud vinculados a aguas contaminadas por
metales pesados y el acceso a agua potable es muy poca.
Figura 3. Diagrama de barras sobre acceso a agua potable en zonas rurales y urbanas.
En cuanto a la intoxicación por mercurio y el acceso a agua
potable, es destacable en la mayoría de los casos una correlación leve a la
inversa, lo que sugiere que entre más acceso hay a agua potable menores son los
casos de intoxicación, o, al contrario, entre menos acceso se tiene a agua
potable mayor es el número de casos de intoxicación por mercurio. Ante esto
debe tenerse en cuenta el argumento antes mencionado, en cuanto a la confiabilidad de los registros
sobre casos de intoxicación por mercurio, pues ante la dinámica del agua, la
volatilidad del mercurio, las variadas condiciones medioambientales, la
dificultad para ubicar los entables mineros y su relación con la contaminación
del agua a diferentes distancias; más la movilidad de las personas y las
diferentes prácticas que realizan antes
de consumir el agua o alimentos que puedan estar contaminados por mercurio y el
autodiagnóstico y automedicación, se hace difícil establecer de forma clara y
precisa la afectación en zonas cercanas y distantes a los sitios de extracción.
Discusión
Para este trabajo se
optó por emplear fuentes de carácter oficial que tuvieran a su disposición
datos cuantitativos que sirvieran para entablar posibles relaciones espaciales
y estadísticas entre actividades extractivistas, como la minería de oro, y
problemas en la salud humana. Lastimosamente las dificultades en la obtención
de los registros evidencian los problemas existentes a la hora de sistematizar
y llevar un completo seguimiento de los temas concernientes a la salud y a las
actividades mineras que se desarrollan en el departamento y en el país en
general. Además, muestra que, al igual que hace
siglos, la relación entre la extracción mineral y su efecto en el espacio y
tiempo no ha sido estudiada sistemáticamente de forma que permita apreciar las
verdaderas implicaciones sociales y medioambientales de este proceso. Si bien
no se desconoce el aumento en las investigaciones al respecto, es un hecho que
factores como la minería ilegal, y la violencia que se genera a su alrededor,
dificultan la consecución de datos que ayuden a definir claramente las zonas de
influencia directa e indirecta de la minería y su verdadera impacto en la vida
de las poblaciones humanas.
Frente a dichos
problemas, se destaca que la información utilizada para analizar la relación
entre la contaminación medio ambiental y los problemas de salud, incluye de forma
parcial variables como la volatilidad del mercurio y su facilidad de
incorporarse en la cadena trófica, dando menor importancia a aspectos físicos,
químicos y biológicos, y preponderando la acción antrópica. A pesar de ello,
aspectos como la migración de las personas que se dedican a esta actividad a
pequeña escala, desarrollada
principalmente por personas de zonas rurales y de otras ciudades que migran y
ven en esta actividad una forma de sustento (Suarez, 2014) no son analizados a profundidad, ocasionando que se preste poca atención
al hecho de que, aunque el problema de salud se presente en las zonas mineras o
cercanas, los registros pueden generarse en las ciudades de origen de estas
personas, lo que abre otro campo para explorar al relacionar la migración de las
personas en regiones con actividad minera.
Si bien se hace
necesario considerar las distancias y el posible contacto que tienen las
personas ubicadas en los cascos urbanos y centros poblados con el río
contaminado, definir las zonas de afectación directa e indirecta por el uso de
metales pesados vinculados a la minería de oro es algo más difícil de lo que se
cree ya que no responde a algo meramente espacial o temporal, sino que debe
tener en consideración componentes abióticos como la geología, la
geomorfología, los suelos, la hidrología, la hidrogeología, la geotecnia y la
atmósfera. De igual manera se deben considerar temas bióticos como la flora,
fauna e hidrobiota; así como asuntos socioeconómicos relacionados con lo
político-organizativo, lo económico, las tendencias de desarrollo, lo
demográfico, cultural y espacial (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales.
República de Colombia, 2016). Si a este grupo de componentes se suma el hecho
de que exista más de un 60% de minería ilegal y que los entables mineros sean
tan difíciles de localizar, sin olvidar la volatilidad y movilidad del
mercurio, se aprecia un gran problema para establecer dichas zonas, lo que
sigue complicando su delimitación y la comprensión total de su impacto.
Respecto a los tipos de
enfermedades asociadas con residuos químicos derivados de la actividad
extractiva de oro, debe señalarse que también existen serios inconvenientes a
la hora de analizarlos, pues como señala Óscar Orrego, “una mayor contaminación
no implica mayores tasas de morbilidad o mortalidad, pues las personas pueden
evitar el contacto o consumo en el caso de agua contaminada” (Orrego, 2002, p.
69). Si bien se tienen claros los efectos, la sintomatología y los tratamientos
médicos, debe tenerse en cuenta que las afectaciones en la salud humana
derivadas de la contaminación del agua pueden entenderse a partir de los
niveles de influencia que menciona el mismo Orrego (2002). De un lado, la
influencia indirecta entre el agua contaminada y la salud se da cuando el
recurso natural afectado es distinto al que finalmente está incidiendo sobre la
salud humana, por ello la necesidad de comprender la incorporación del mercurio
dentro de la cadena trófica. Por su parte, el nivel de influencia no específico
se da cuando el impacto sobre la salud puede ser causado por una variedad de
factores ambientales, sin que sea fácil determinar cuál o cuáles son los que
están incidiendo sobre la salud; y la influencia a largo plazo que es cuando el
impacto sobre el estado de salud no es detectado inmediatamente, sino que
obedece a un periodo de incubación de los microorganismos que lo generan, como
es el caso de los metales pesados presentes en cuerpos de agua, lo que hace que
no sea posible establecer una relación inmediata, sino a mediano y largo plazo,
inclusive de forma intergeneracional, sobre las causas que puedan estar
asociadas a la contaminación.
Sumado a esto, deben
ponerse en consideración las dificultades de acceso al servicio de salud,
puesto que, como se identificó en esta investigación, los actores que
participan de la actividad minera ilegal y las personas que viven en zonas
aledañas a estas, no gozan de este servicio y mucho menos de una gran
infraestructura médica para su atención, ocasionando que al enfermar se recurra
al autodiagnóstico y la automedicación lo que también contribuye a que se
generen subregistros que alteran las cifras y los resultados de los
análisis. De igual manera se vuelve importante investigar por las diferencias en la dieta y en las
prácticas alimentarias de las poblaciones, pues debe tenerse en cuenta que, en
el caso de los peces, la acumulación de mercurio depende incluso de la especie.
Además, la preparación y cocción de los alimentos pueden incidir notablemente
en la volatilización del mercurio y por ende en los casos de problemas de salud
vinculados a este metal pesado.
En cuanto a la
información relacionada al estado del agua, los análisis químicos realizados en
todos los municipios analizados dejan mucho que desear. Por una parte, evidencian
el deterioro del recurso hídrico en muchos lugares. Y de otra parte dejan ver
que no existe un control periódico estricto sobre la calidad del agua, lo que
hace difícil analizar las variaciones químicas y físicas del recurso hídrico en
el tiempo, esto en parte porque hay zonas que por temas de violencia son casi
impenetrables, dificultando aún más la recolección y seguimiento sobre la
calidad del recurso hídrico. En el caso de los registros relacionados a la
producción de oro en gramos, también hay considerables problemas para llegar a
determinar las verdaderas cantidades de mineral extraído, pues la información
disponible presenta cifras que no tiene en cuenta gran parte de la producción
derivada de la minería ilegal o informal ya mencionada.
De acuerdo a lo
anterior, se puede decir que mucha de la información cuantitativa hallada en
fuentes gubernamentales, presenta inconsistencias que pueden estar relacionadas
con asuntos vinculados al contexto en donde se desarrollan. Datos como las
áreas de minería dispuestos en el tiempo, incluyendo zonas en las que se
presentan títulos de explotación legal y actividad dentro del marco ilegal,
dejan ver este problema para la generación de datos. Además, aspectos como la
carencia de registros actualizados sobre minería ilegal a pequeña escala, lo
cual se logró identificar en la entrevista realizada, en la que se mencionaba
la normalidad de esta actividad en zonas alejadas donde la presencia estatal es
nula, son otro claro ejemplo de las falencias de los registros. En cuanto a lo
referente a la salud, la carencia de fuentes de datos o registro para
caracterizar los protocolos individuales que practican las personas cuando se
enferman, los cuales pueden incluir automedicación que muchas veces se
encuentra mediada culturalmente empleando remedios caseros o una visita a la
farmacia, también ocasionan que las cifras y registros obtenidos de diferentes
fuentes no se ajusten a lo que logra percibirse; hecho que podría explicar la
incoherencia o la alteración de los registros que no se logran relacionar
directamente con la problemática tratada. Esta carencia de información concreta
dificulta la formulación de soluciones que permitan trabajar sobre esta
afectación y que promuevan modificaciones en términos de políticas públicas,
que mitiguen y enfrenten dicha problemática.
Debe señalarse, que
para plantear un modelo explicativo o de análisis, era necesario considerar el
comportamiento de los datos, pues estos pueden evidenciar un patrón de
comportamiento que sugiera una relación o por el contrario pueden demostrar la
inexistencia de correlaciones. En el caso de esta investigación no se pudieron
establecer claramente estos vínculos, sin embargo, no se considera conveniente
descartar la existencia de relaciones y posibles causalidades entre las
variables, sino que se plantea la necesidad de generar una reflexión en torno a
la construcción de las mismas y de los datos que pueden estar vinculados a esta
problemática. Pues, aunque se tiene cautela al emplear información
cuantitativa, esta puede estar construida sobre parámetros que no tienen en
consideración una importante cantidad de aspectos sociales, culturales,
físicos, químicos y biológicos, lo que dificulta la comprensión del fenómeno,
al mismo tiempo que complejiza el establecimiento de correlaciones.
Finalmente,
cabe señalar que los problemas para la
sistematización de información a causa de problemas
de ilegalidad y violencia, se convierte en uno de los factores que limitan la
construcción de un modelo idóneo con el cual poder establecer una relación
directa entre los contaminantes derivados de la actividad minera y la salud
humana. Si bien el material bibliográfico es
abundante, sigue siendo insuficiente para entender la complejidad del
fenómeno y para tomar decisiones totalmente acertadas para dar soluciones de
raíz. A pesar de que el gobierno cada vez busca reducir el uso del mercurio,
sigue siendo latente el hecho de que la minería ilegal continúa aferrándose a
los territorios, afectando al ecosistema y todo lo que lo que lo constituye,
como los humanos. Ante ello, se plantea la necesidad
de incluir un mayor control por parte de los organismos nacionales,
departamentales, regionales y municipales, en
el registro y manejo de las actividades extractivas que pueden degradar el agua
y el ecosistema en general. De igual manera es necesario que la academia se
continúe involucrando en los problemas medioambientales, esto con el fin
de hacer más visible dicha problemática, y motivar a la construcción de
investigaciones que otorguen datos e información para emplear en la generación
de propuestas que ayuden a resolver dicha situación. Se espera que
al haber un mayor número datos para las variables que puedan ser de interés, se
obtengan mejores resultados que posibiliten la creación y ejecución de medidas
que aseguren la conservación del medio ambiente y el derecho de las personas a
gozar de un ambiente sano, tal como lo dispone la constitución colombiana.
Conclusiones
Tal parece que, el
medio ambiente y las sociedades humanas que se ubican en los municipios
contiguos a la ribera del río Cauca y en su cuenca, se han visto alteradas por
la intervención que se ha hecho con el objetivo de extraer recursos. La
minería, y el notable aumento en la demanda de metales como el oro, ha
terminado por ocasionar serias afectaciones, en diferente escala, a lo largo de
toda la cuenca del río, propiciando cambios en el mismo y en los seres vivos
vinculados a él.
Como vimos, determinar
el impacto que tiene el mercurio empleado en la extracción de oro sobre la
salud de las personas, es un tema de gran complejidad que requiere entender el
asunto no solo desde un plano social, económico, cultural, espacial o temporal
sino también químico, físico y biológico. Esto con el fin de comprender mucho
mejor el actuar de este metal pesado, cayendo en cuenta que su influencia en la
salud de las personas está determinada por la forma de exposición - bien sea por inhalación o ingesta -
en grandes o pequeñas cantidades; por la clase de mercurio que causa la
intoxicación – mercurio elemental, mercurio orgánico, sales de mercurio; por la alta movilidad y capacidad de
transformarse químicamente que tiene este metal pesado y el considerable número
de factores que influyen en su desplazamiento como la altitud y la presión
atmosférica; las corrientes, la sedimentación y el estado trófico de los
cuerpos de agua. De igual manera es necesario considerar aspectos sociales como
el acceso a servicios de salud y agua potable, la movilidad de las personas, su
dieta y las condiciones laborales en que se encuentran, entre otros, pues esto
también influirá en la incorporación del mercurio en el organismo de las
personas.
En cuanto a las zonas
de impacto directas e indirectas, lo que se busca es destacar que deben
considerarse no solo la ubicación de los entables mineros y los poblados
humanos, pues como ya vimos muchas veces la ilegalidad en la extracción de oro
ni siquiera permite identificar con claridad la ubicación de dichos entables lo
que hace aún más difícil fijar las áreas de influencia de la mina y sus
verdaderos impactos en la salud. Además, es importante tener en cuenta que el
río recibe agua de gran número de vertientes, lo que hace muy probable que
algunas de estas arrastran contaminantes y compuestos que resultan afectando
comunidades distantes de los posibles focos de contaminación. Esto se convierte
en un problema para identificar con certeza los posibles lugares y actores que
contaminan el agua, así como dificulta reconocer el verdadero impacto que tiene
la contaminación del agua sobre las poblaciones que habitan en los distintos
lugares de la cuenca del río. Ante dicho panorama es necesario que se profundice
en las investigaciones al respecto, entendiendo el problema no solo desde un
plano social y epidemiológico, sino ahondando en aspectos biológicos que
permitan un mayor entendimiento de las dinámicas de las fuentes hídricas y de
los ecosistemas acuáticos, y químicos que ayuden a comprender el comportamiento
del mercurio. Se espera que a futuro la información elaborada sirva para la
toma de medidas pertinentes que ayuden a la protección del medio ambiente y de
la vida en general.
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Realizado por: Juan David Henao Agudelo y Jaiver Ibarra Trujillo.
[1] Ante las restricciones
que existen en zonas mineras ilegales para el uso de celular, y la toma de
fotografías, el entrevistado solicitó que se mantuviera en anonimato su
identidad.
[2] Un jaguero es un recipiente de madera
donde se dispone el oro junto con otros metales para ser separados.
[3] Las matracas son cajones pequeños de
madera o aluminio que se usan para lavar el material que contiene el oro.